Malinowski describe, en "Crimen y costumbres en las sociedades salvajes" cómo en las sociedades tradicionales del Pacífico Sur, las maldiciones que caen sobre los que quebrantan la ley, pueden ser y de hecho con frecuencia sucede, inoculizadas con contra-magias, definidas en una serie de actos concretos.
Cuando un cristiano comete un crimen, incluso el más horrendo que podamos imaginar, acude a su contra-magia, una tan simple, perfectamente definida y aceptada que hasta cuenta con el apoyo oficial: la Gracia de Dios de perdonar a través de la confesión y el arrepentimiento.
La verdadera trilogía mágica del cristianismo es Caritas-Gracia de Dios-Crueldad.
No es de extrañar que la caridad haya venido a reemplazar a la justicia, no a acompañarla, ya que son tan incompatibles como el agua y el aceite.
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