La fealdad de lo malo
Hannah es criticada porque mientras todos están buscando un culpable, ella, una Filósofa, está buscando el objeto del mal. Y no se conforma con un cuasi ridículo jerarca nazi que aparece habiendo actuado por obediencia, sin embargo, al presenciar tan mediocre espécimen, agente de horror, le ayuda a vislumbrar con más claridad, su objeto de mal, lejos de cualquier egoísmo y en la figura del burócrata. Por eso atribuye al totalitarismo extremo el habernos mostrado el lugar del mal extremo. La crueldad nazi nos ha enseñado cómo lograr el mal perfecto, deshumanizar al otro, quitarle cualquier sentido de sí mismo. Pero para llegar a eso antes ha debido afearlo. Y tenemos que recoger su enseñanza:
Al seguir emocionalmente conectado con el mal, con lo malo, nada bueno logramos respecto a su afección. Cuando podemos ver la fealdad de lo malo, nos despegamos emocionalmente, lo sacamos de escena y se desdibuja como un fantasma. No es necesario forzar una crueldad que no tenemos, alcanza con re-significar y a significar, ver lo feo que es lo malo, lo feo que ha sido, es y será la crueldad para que se esfume como el humo. Y recordar que somos los buenos, los bellos, los que somos dignos de que de nosotros se enamoren. Somos lo sensible. Somos la humanidad. Precisamente por eso. Nosotros somos lo bello.
El Psicoanálisis debería recoger el guante de este planteo y trabajar en la re-significación de lo malo a lo feo y retomando la potencia de Espinoza y Aristóteles, "admirar adecuadamente".
Por Silvina K.
Me parece pertinente poner en pregunta la frase con la que el filósofo Rabey finaliza su ensayo. Es posible "admirar adecuadamente"? a que se refiere cuando expresa esto? En principio, por lo escrito "ut supra" pareciera aludir a que "admirar adecuadamente" sería algo así como poder encontrar la belleza en lo bueno. Lamentablemente una adecuación a cualquier objeto que se proponga como "el bien" no es plausible de ser impuesta. No hay adecuación por parte del ello a la hora de investir objetos (una idea también quedar en el lugar de objeto, se puede investir una idea) ya que el ello, puramente inconsciente, no tiene miramiento por lo que puede ser bueno o malo para el yo.
Siguiendo con el ensayo, me parece sumamente interesante aquello que propone como condición sine qua non en uno de los ejes que plantea: No basta que lo malo sea visto como malo para desvincularse afectivamente, es necesario que además sea visto como feo. Si se trata "del malo" el malo detenta un poder: el poder de hacer mal. Si tiene poder no deja de ser seductor para el otro, que por identificación a lo que desearía tener y ve en ese otro, no puede des-pegarse afectivamente. En tanto que si de lo que se trata es de lo feo, lo feo es aquello que la cultura demanda rechazar y que se presenta bajo la forma del asco. Esto tiene su raíz en la represión de del afecto por las heces que ha devenido, represión mediante, en su contrario. No olvidemos que los niños aman sus heces, que estas son el primer objeto demandado por el otro, su primer regalo al otro. Aquello que en un tiempo fue amado por ser parte de su propio cuerpo, es ahora repelido.
Si lo malo, no queda asociado a lo "feo" a "la caca", y queda asociado solo al poder del otro, difícilmente podrá producirse al decir de Rabey un desapego afectivo.
Cabe preguntarse por que puede quedar obstaculizado el nexo entre lo malo y lo feo. Creo hallar en el masoquismo erógeno (el placer de recibir dolor) la respuesta a esta dificultad.
Siguiendo con el ensayo, me parece sumamente interesante aquello que propone como condición sine qua non en uno de los ejes que plantea: No basta que lo malo sea visto como malo para desvincularse afectivamente, es necesario que además sea visto como feo. Si se trata "del malo" el malo detenta un poder: el poder de hacer mal. Si tiene poder no deja de ser seductor para el otro, que por identificación a lo que desearía tener y ve en ese otro, no puede des-pegarse afectivamente. En tanto que si de lo que se trata es de lo feo, lo feo es aquello que la cultura demanda rechazar y que se presenta bajo la forma del asco. Esto tiene su raíz en la represión de del afecto por las heces que ha devenido, represión mediante, en su contrario. No olvidemos que los niños aman sus heces, que estas son el primer objeto demandado por el otro, su primer regalo al otro. Aquello que en un tiempo fue amado por ser parte de su propio cuerpo, es ahora repelido.
Si lo malo, no queda asociado a lo "feo" a "la caca", y queda asociado solo al poder del otro, difícilmente podrá producirse al decir de Rabey un desapego afectivo.
Cabe preguntarse por que puede quedar obstaculizado el nexo entre lo malo y lo feo. Creo hallar en el masoquismo erógeno (el placer de recibir dolor) la respuesta a esta dificultad.
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