Cuando la Caridad reemplazó a la Justicia

Seignobos «el amor, esta invencion del siglo 12» en Abelardo y eloisa pag 98

Jeaques Le Goff  ("Pensar la historia", pág 150) dice que se trata al Antiguo Testamento, peyorativamente de antiguo, dado que en el Nuevo, la caridad (caritas) reemplaza a la justicia.

Malinowski en "Crimen y costumbres en las sociedades salvajes" dice que el orden y la cohesion necesaria para las actividades de cualquier sociedad, se logra por un complejo sistema de reciprocidades individuales y grupales, a partir de organizaciones duales o simétricas y que las reciprocidades responden a intercambios que obedecen a necesidades econónicas y otras creadas artificialmente, culturales, para profundicar aun más la necesidad mutua, y así el intercambio o reciprocidad, donde cada parte cuida que la otra parte
cumpla su compromiso con honradez sin descuentos ni tratos de favor, ni omisiones "comunistas", sino por el contrario una cuidadosa contabilidad y buenas maneras que resuelven cualquier inconveniente que se presente. Es decir que no existe la caridad, sino la justicia. No existe la caridad porque no admitirían que alguien la necesitara ni por padecer necesidades ni por exigencia social para ser bueno o mejor. La poca frecuencia de las faltas incluso en las tareas y obligaciones más arduas, era tan notoria, y al no encontrar instituciones legales como las de sus propias culturas, que los observadores superficiales lo atribuyeron rápida y erróneamente a una natural tendencia a la sumisión, respeto por el grupo y comunismo primitivo, en lugar de acercarse para ver que las verdaderas motivaciones para el cumplimiento de las obligaciones eran las necesidades individuales tanto económicas, como sicológicas y sociales. Es decir que la justicia no necesita castigo, mientras que la caridad lo reclama a gritos.

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