Pongamos por caso al ejército, cuando la institución militar sostiene que la obediencia es una razón de ser, se nos está revelando que la voluntad es externa. Pero donde reside esa voluntad, quien es, a quien pertenece. El uso del ejército ha recorrido todas las cuestiones de interés humano, desde su empleo en la guerra que pareciera ser su ocupación natural, para la cual fue pensada, hasta el más reciente empleo de los cascos blancos en misiones opuestas, de paz. Y acá es donde se nos hace evidente que el ejército ha mutado y que lo único que mantiene con los guerreros antiguos es su nombre, ya que lo que caracteriza al ejercito no de la modernidad, sino del capitalismo, es lo mismo que distingue a otras instituciones: su burocratización. El ejército es fundamentalmente una burocracia. Recibe entrenamiento para el empleo profesionalizado de la fuerza. Pero también ha mostrado su utilidad en misiones productivas. Lo que la define no es el profesional uso de la fuerza, sino el profesional uso de la obediencia. Sin dudas, su razón de ser es la de obedecer. Y acá es donde me surge la siguiente pregunta. Para el uso optimo de la fuerza, que es más importante si la fuerza o la obediencia. Y la respuesta que encuentro es que la fuerza es la última instancia de la potencia y radica en la capacidad de lograr que la mayor cantidad de voluntades se pongan al servicio de otra incondicionalmente. Aquello que en épocas pre modernidad se lograba mediante el uso explicito de la fuerza física, en las sociedades esclavistas, o mediante el empleo de conocimiento superior y con anterioridad, como el fraude de las revelaciones divinas y el enaltecimiento de la fe como un valor moral o la promesa de paraísos eternos y amenazas de castigos eternos, mas tarde el enaltecimiento de la lógica ocupando el lugar moral de la fe y los fraudes científicos como es el caso de las teorías evolutivas, en el capitalismo maduro, para lograr esta dominación legitima alcanza con el uso legitimo de la fuerza casi puramente en potencial, pues el dominio legitimo, la disposición incondicional de voluntades se logra instalando la obediencia como razón de ser, instalándola como virtud moral por encima ya de la fe y de la lógica, el capitalismo no es sistematización de la razón, sino sistematización racional de la obediencia, pues de que otra forma es visto de afuera el capitalismo, sino como una enorme maquinaria viviente, nuestra burocracia, donde todos saben exactamente que tienen que hacer, aunque cualquiera entraría en cortocircuito si se lo cuestionara acerca de para qué hace lo que hace, porque la explicación lógica que se ve mirando el rompecabezas entero, desde afuera, es decir fuera de todo rol, es que el objetivo es satisfacer al Gran Ser Social, al Sujeto, prototipo cuyo molde surge de los grupos dominantes, es por eso que la obediencia es lógica, porque tiene una explicación racional aunque visto desde un lugar en el rompecabezas no se alcance a ver.
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