En sociedades democráticas, las mayorías escogen ideologías democráticas que o bien ofrezcan una esperanza de algo mejor o bien por temor a algo peor. Una minoría poderosa, a pesar de su poder, no puede instalar una ideología mala para la mayoría. Si no comprende que le resulta conveniente que la mayoría se sienta bien buscará otros medios para instalar su ideología. Lo primero que intenta es instalar su ideología a través de la educación de la ciencia positivista o de la religión. Si no lo logra intentará comprar al gobierno elegido por las mayorías. Si no lo logra intentará presionarlo. Si no lo logra intentará que su ideología fracase y que parezca que ha sido su responsabilidad. Y de ésta manera la mayoría en las siguientes elecciones, optará por la ideología de la minoría, por temor a un mal mayor. Si no lo logra, recurrirá a poderes externos y poder de fuerza interno para derrocar por la fuerza al gobierno democrático e instalar una tiranía.
Este riesgo para las democracias se resuelve sacando a los pobres de su pobreza, desalentando la riqueza, prohibiendo la extrema riqueza extremando los tributos y fortaleciendo a la burguesía media.
Para lograrlo, como dije, sacar a los pobres de su pobreza con transferencias de capital y desalentando la riqueza y evitando la extrema riqueza prohibiendo monopolios explícitos o encubiertos y con impuestos progresivos y fortaleciendo a la burguesía media facilitando a las clases populares el acceso al conocimiento con educación gratuita en todos los niveles y a la riqueza con financiamiento franco, dos medios que permiten movilidad social en sociedades democráticas.
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