Burocracia y capitalismo. Obediencia y racionalización

La burocracia es el resultado de la búsqueda de maximización de una tarea usando para ello una maquinaria viviente, una colonia humana donde todas y cada una de las voluntades individuales se ponen al servicio incondicional a través de la obediencia debida de una voluntad externa a la maquinaria que toma las decisiones y ordena.
El individuo que forma parte de esta maquinaria es llamado burócrata y de acuerdo a la actividad para la cual una maquinaria concreta se especializa puede tratarse de obreros, soldados, funcionarios, oficiales de justicia o sacerdote.
Es un error creer que el origen de la burocracia está en la racionalización, pues su esencia está en la obediencia. Así como es un error no considerar a la Iglesia como una burocracia y la que más ha perdurado. La característica de la burocracia no es la productividad, sino la efectividad, lograda no a través del trabajo perfecto, sino de la obediencia perfecta.
La burocracia pierde al hombre por el hombre, pues el hombre burócrata al ceder su voluntad a una entidad externa, está cediendo su cualidad de humano, aquello que es su esencia, que hace que un Ser animado sea eso: un ser animado, y esto es  su voluntad, su ánima, es decir, aquello que lo distingue de un ser sin ánima, inanimado.
Por tanto solo se justificaría si fuera la única forma de subsistencia. Pero lo cierto es que lo que hace que la burocracia sea la única forma de subsistencia se lo debemos al sistema capitalista. Ya que el sistema capitalista al exigir competencia encarnizada obliga a buscar optimizar el uso de recursos y asegurar el cumplimiento y a todo aquello que no se asimile al sistema es exterminado, no admite sistemas de vida humana alternativos.
Pero la burocracia, como maquinaria que optimiza recursos y asegura el cumplimiento también lo hace cuando la voluntad externa a la cual rinde obediencia toma decisiones y ordena acciones perjudiciales es decir malas para el hombre en general o ciertos hombres en particular. 
La burocracia no sabe de acciones buenas y malas, solo sabe de efectividad.
Por eso muchas veces encontramos con que las actividades humanas dañan a las personas que las realizan causándoles enfermedades como todas las originadas por el estrés cuando lo cierto es que podrían llevarse a cabo de otras maneras más saludables si no se pusiera como condición que se haga de la forma óptima.

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