André Comte-Sponville diccionario Sobre Spinoza


El universo es amoral. La moral aparece cuando desconocemos. Cuando conocemos, la moral se disuelve en la verdad. El ser humano no puede vivir solo en la verdad, también necesita moral, porque desea y sueña. La moral absoluta es ilusoria, pero la moral relativa, es necesaria, no hay hombre que habite completamente en la verdad, porque el deseo y la imaginación lo separan de ella. La verdad es absoluta, el valor es relativo. Lo bueno y lo malo es relativo a nosotros, eso no les quita entidad, por el contrario, justifica su importancia. No hay mal, pero hay malo para mí. Bueno para mí es lo que está acorde con mi esencia, conforta mi potencia de actuar y me hace existir más y más feliz, etc. La normatividad inmanente del deseo, que es, a su vez, uno de sus objetos privilegiados y su motor principal (descartando una simple etología) y utilizada íntegramente al servicio de una vida más humana, más libre y más dichosa. Se trata de encontrar un bien verdadero, capaz de comunicarse. El bien soberano es llegar a gozar con otros individuos, si se puede, de esta naturaleza superior. Pues si todo hombre quiere perseverar en su ser  y actualizarlo lo más posible, no todos lo logran por igual, ni de manera equivalente a los demás hombres. La evaluación moral conserva un sentido. Será bueno moralmente lo que me hace existir más, o sea lo que me hace más feliz y también aquello que en mí o por mí ayuda a otros hombres a existir más. Cómo existir más sino actualizando su esencia. Un caballo, si se muda en hombre o en insecto se destruye. Existir más es desarrollar lo mejor posible la propia humanidad: existir más no es vivir más tiempo, es vivir más humanamente. Lo bueno y lo malo se predican solo relativamente, empero aunque esto sea así, debemos conservar estos vocablos pues bueno será lo que nos hace acercarnos al modelo de humanidad que nos hemos propuesto.
Teoría del conatus: cada cosa se esfuerza, cuanto está en ella, por perseverar en su ser. Y este esfuerzo (conatus) no es otro que la esencia actual de la cosa misma. Participamos siendo a la vez presos y participantes de la infinita productividad causa sui de la sustancia. Ser es participar de la causa inmanente de la Naturaleza.  Se es en Dios y por Dios. El ser es potencia (pero en acto), fuerza, energía: ser, en un modo finito es, pues, esforzarse por ser, es actuar y reaccionar, es resistir y afirmarse. Potencia de actuar y fuerza de existir son una sola y misma cosa. Esta potencia en el hombre se hace voluntad, apetito  o deseo, que son tres circunstancias de nuestro conatus (dicho de otra manera, de la tendencia de cada uno de nosotros a perseverar en su propio ser) y el origen de todas nuestras evaluaciones sea positivo o negativo. Lo primero es el deseo, del que depende o resulta todo valor (dicho de otro modo: toda valoración) "consta pues, por todo ésto, que no nos esforzamos por nada, ni lo queremos, apetecemos ni deseamos porque juzguemos que es bueno, sino que, por el contrario, juzgamos que algo es bueno porque nos esforzamos por ello, lo queremos, apetecemos y deseamos". Relativismo integral: "llamamos bueno a lo que deseamos y por consiguiente llamamos malo a lo que aborrecemos, por tanto, cada cual juzga o estima, según su afecto, lo que es bueno, lo que es malo, lo que es mejor, lo que es peor y , en fin, lo que es óptimo o es pésimo". Pero también por ello nos libramos del nihilismo. El deseo es la esencia misma del hombre,  que siempre es deseo de afirmar su  ponencia y, por tanto, de existir lo más posible, por ende, de gozar lo más posible (la que "la alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor perfección") por tanto, de amar lo más posible (pues "el amor es un goce que acompaña a la idea de una causa exterior"). El relativismo conduce al eudemonismo que conduce a la moral. "el deseo de vivir bienaventuradamente es decir vivir bien, obrar bien, es la esencia misma del hombre". Toda vida humana es deseo, todo deseo es de alegría, toda alegría es amor. "el esfuerzo por conservarse es el primero y último fundamento de la virtud". El bien no es otra cosa que nos es útil. El egoísmo biológico tanto para Hobbes como para Spinoza es el punto de partida de toda reflexión ética pertinente (primero vivir). Pero por eficacia ha de pasar al utilitarismo racional (vivir, no importa cómo y a cualquier precio, dirigidos por la razón) que desemboca a su vez en un intelectualismo (vivir para conocer y amar la verdad: amor intelectual de Dios). Las pasiones nos separan, la razón nos aproxima. El racionalismo integral de Spinoza instala un anti-humanismo teórico (el hombre no es un imperio dentro otro imperio) , no es más que una parte de la naturaleza cuyo orden sigue, instala un humanismo práctico donde todo en la naturaleza puede y debe quedar sometido al menos mientras tengamos el poder de hacerlo. La naturaleza no es ni humana, ni antropocéntrica ni antropológica y por eso solo podemos verla de acuerdo a su utilidad sin sentido de amistad o de importancia como vemos a la humanidad. "llamo moralidad al deseo de vivir bien que se origina de que vivamos bajo la guía de la razón". Lo esencial confiesa Spinoza "el odio debe ser vencido por el amor, y todo aquel que es guiado por la razón, el bien que apetece para sí, también lo desea para los demás". La moral es universal, al menos en el interior de la humanidad, o puede serlo "mandamientos de la razón". La moral existe de tres maneras diferentes: moralismo o moral de los moralizadores (el más desagradable) manejada por las reglas del mal y el miedo Spinoza procura las palabras más desagradables "sacerdotes, misántropos, satíricos o teólogos, supersticiosos que buscan volver a los demás tan miserables como ellos mismos"; la ética del sabio es la inversa, sólo es alegría y libertad, manejado por la razón;  pero nadie es sabio en primera intención ni totalmente y por tanto en la práctica la moral sigue siendo necesaria. Sólo sirve a los ignorantes, o que no son totalmente libres. Sin embargo ¿Cómo decir mejor que les sirve a todos? "la moral de todo el mundo" o ética de la obediencia (no como la de los sabios, una ética de la libertad) obedecer a una ley recibida por educación, revelada por profetas, no se comprende, se capta por la memoria o la imaginación. Moral de los ignorantes que bastaría para lograr la salvación. Otra moral que sigue reglas de vida o preceptos de la razón, algo imaginarios (abstracciones que no podrían pasar ni por conocimientos singulares ni por apetitos efectivos) a falta de sabiduría o de beatitud, nos guiarían a una vida al menos razonable, "moral de los filósofos", "lo mejor que podemos hacer mientras no tengamos un conocimiento perfecto de nuestros afectos es concebir una recta norma de vivir o principios ciertos de vida, confiarlos a la memoria y  aplicarlos de continuo a las cosas particulares que salen al paso con frecuencia en la vida, 

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