Burocracia y Culpabilidad
El burócrata justifica el daño causado en el hecho de que su virtud radica en obedecer, sin cuestionarse, sin pensar. Es ciertamente posible que haya dejado de pensar, pero dicho de esta manera el hecho se está diciendo recortado. Lo que hace el burócrata es tomar la iniciativa, decidirse voluntariamente a dejar de pensar. No se trata de alguien que ha perdido la razón, o que nació con una cierta incapacidad. Sino que lisa y llanamente, ha decidido por voluntad propia tomar la iniciativa y llevar a cabo una acción que solo un necio podría negar que las consecuencias perjudiciales para la humanidad pueden ser y son todas las posibles: la acción de dejar de pensar.
Pero dejar de pensar, en el sentido amplio es dejar de sentir, apasionarse y emocionarse. Y cabe preguntarse si es posible pasar una parte del día con el pensamiento (y las pasiones) en blanco, liberado para que cierta otra voluntad externa disponga, y otra parte del día recobrar autonomía y voluntad, pasar a pensar. Es decir, aun cuando por lo dicho, el acto burocrático no admite excusa, todavía faltaría preguntarse en qué casos se trata de una mera simulación para desentenderse de la responsabilidad que le toca.
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