La libertad que amenaza

En la sociedad de la opresión, el espíritu libre que se niega a oprimir tanto como a ser oprimido, que no admite soborno, frente al statu quo, recuerda a todos su impotencia, odio contra sigo mismo provocado en los recuerdos de sus consecutivas miserias de cada día en su vida de opresor-oprimido, solo resuelto procurando llevarte a un suplicio que supere al suyo propio, un juicio oral por una falsa acusación, por un tipo de impiedad que escapa a la tecnología de la época, algo que vaya más allá de la muerte, contra el nombre, más allá de la rosa, contra lo que quedará de ella, desde Sócrates, pasando por Bernardo, siempre existe el delito apropiado, cómo hubiera probado Bernardo que no descreía en la Santínidad Trinidad a la que puso en cuestión, cómo pobaría un pagano que adoraba al dios indicado, el espíritu libre, el espíritu verdaderamente libre, es el único tipo de comportamiento capaz de resquebrajar a un sistema de desigualdades y el statu quo lo sabe mejor que nadie. Por eso le temen, y buscan frenarte como sea. No por nada los jueces le temen más que a cualquier otra cosa, a un procesamiento, incluso pueden no temerle a la muerte, pero sí a un proceso. Pero para el espíritu libre, es quizá la única experiencia que le permite mirar a ley sin su velo y mirar al poder a la cara

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