La ronda de la batata

El capitalismo es inherente al Estado Moderno y el Estado Moderno es inherente al capitalismo, son ambos una misma y única cosa. Es imposible crear capital fuera de la ley y el orden y la ùnica institución con un poder de policía suficiente y legítimo para garantizarla en la forma que la requiere la acumulación de capital, es la razón de Estado, pero la mutación de las monarquías europeas en Estados Modernos y su apoyo a la producción de capital tiene desde su origen como contrapartida la retribución de una parte del capital hacia el poder institucional y sus gastos administrativos, para sostener al Estado y defenderlo de la potencial amenaza que representan cada uno de los demás Estados, según el poder cuantificado de cada uno, por los mecanismos de gobernabilidad, cuya función esencial consiste precisamente en calcular y estimar el poder de cada uno de los demás Estados, mantenerse a la par, exteriorizar el propio poder, negociar, y formar grupos, que mantengan ese delicado equilibrio del mercado capitalista mundial, permanentemente amenazado, es la Realpolitik y su juridicción internacional interviniendo como única estrategia de protección del capital y de la poblaciòn interna. Si el capital se sirve del Estado para crecer mientras olvida la retribución que le corresponde, se torna imposible, tanto la existencia del Estado Moderno, como del propio capital, el cual queda a merced de las leyes naturales, es decir, pierde toda significación, ya que la propiedad, y con ella el capital, solo tienen existencia real dentro del circuito de la ipseidad, es decir, en el mundo conceptual, trascendente a la identidad y unicidad del ser puro y en sí sin determinaciones que lo nihiifiquen, que es el mundo humano. Lo que pretenden los ricos latinoamericanos es mutar sus Estados Modernos en otras formas de sociedades sin comprender, porque en la escuela privada ahistórica eso no se lo enseñan, que su capital solo tiene existencia real dentro del juego de los modos de ser establecidos a lo largo de una temporalidad que solo encuentra una garantía de que los litigios se resuelvan con menanismos ajenos a la violencia física en el instituto del propio Estado Moderno, de modo que como decíamos al principio, su ignorancia de la historia los está llevando una vez más hacia un callejón sin salida, pretendiendo mantener ese "empowerment of law" que es el Estado, sin tributar una parte de sus capitales acumulados, convirtiendo al Estado en tierra arrasada, tierra de nadie y en su capital, capital de nadie. El reflejo de esta lucha ideológica en los hechos es una población maltratada y empobrecida y una oligarquía ignorante jugando a la ronda de la batata, preámbulo típico de cada conflicto bélico

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