La fe de la mala fe

La "fe" de la mala fe
La condición de posibilidad de la mala fe es que la realidad humana, en su ser más inmediato, en la intraestructura del cogito prereflexivo, sea lo que no es y no sea lo que es.
Pero, por el momento, no hemos indicado sino las condiciones que hacen concebible la mala fe, las estructuras de ser que permiten formar conceptos de mala fe. No podríamos limitarnos a esas consideraciones:no hemos distinguido aún la mala fe de la mentira; los conceptos anfibológicos que hemos descrito podrían, sin duda, ser utilizados por un mentiroso para desconcertar a su interlocutor, bien que la anfibología de los mismos, estando fundada sobre el ser del hombre y no sobre alguna circunstancia empírica, pueda y deba patentizarse a todos. El verdadero problema de la mala fe procede, evidentemente, de que la mala fe es fe. No peude ser ni mentira cínica ni evidencia, si evidencia es posesión intuitiva del objeto.
Pero, si llamamos creencia a la adhesión del ser a su objeto cuando el objeto no está dado o lo está indistintamente, entonces la mala fe es creencia, y el problema esencial de la mala fe es un problema de creencia. ¿Cómo es posible creer de mala fe en los conceptos que uno forma expresamente para persuadirse? Ha de advertirse, en efecto, que el proyecto de mala fe debe ser él mismo de mala fe;no soy de mala fe solamente al término de mi esfuerzo, una vez que he construido mis conceptos anfibológicos y me he persuadido de ellos. A decir verdad, no me he persuadido: en la medida en que podía estarlo, lo he estado siempre. Y ha sido menestar que, en el momento mismo en que me disponía a hacerme de mala fe, fuera de mala fe con respecto a esas disposiciones mismas. Representármela, como de mala fe, hubiera sido cinismo; creerlas sinceramente inocentes, hubiera sido buena fe. La decisión de ser de mala fe no se atreve a decir su nombre, se cree y no se cree de mala fe. Y ella misma, desde el surgimiento de la mala fe, decide sobre la actitud ulterior y, en cierto modo, sobre la visión del mundo, de la mala fe. Pues la mala fe no conserva las normas y los criterios de la verad tal como los acepta el pensamiento crítico de buena fe. En efecto:lo que ella decide primeramente es la naturaleza de la verdad. Con la mala fe aparecen una verdad, un método de pensar, un tipo de ser de los objetos:y este mundo de mala fe de que el sujeto se rodea de pronto tiene por característica ontológica que en él el ser es lo que no es y no es lo que es. En consecuencia, aparece un tipo singular de evidencia:la evidencia no persuasiva. La mala fe capta evidencias, pero está resignada de antemano a no ser llenada por esas evidencias, a no ser persuadida y transformada en buena fe:se hace humilde y modesta, no ignora -dice- que la fe es decisión y que, después de cada intuición, es preciso decidir y querer aquello que es. Así, la mala fe, en su proyecto primitivo y desde su surgimiento, decide sobre la naturaleza exacta de sus exigencias, se dibuja toda entera en la resolución que toma de no pedir demasiado, de darse por satisfecha cuando esté mal persuadida, de forzar por decisión sus adhesiones a verdades inciertas. Este proyecto primero de mala fe es una decisión de mala fe sobre la naturaleza de la fe. Comprendamos bien que no se trata de una decisión reflexiva y voluntaria, sino de una espontánea determinación de nuestro ser. Uno se pone de mala fe como quien se duerme, y se es de mala fe como quien sueña. Una ver realizado este modo de ser, es tan difícil salir de él como despertarse:pues la mala fe es un tipo de ser en el mundo, al igual que la vigilia o el sueño, que tiende por sí mismo a perpetuarse, bien que su estructura sea del tipo metaestable. Pero la mala fe es consciente de su estructura y ha tomado sus precauciones, decidiendo que la estructura metaestable era la estructura del ser y que la no persuación era la estructura de todas las convicciones. Resulta, pues, que si la mala fe es fe e implica en su proyecto primero su propia negación (se determina a estar mal convencida para convencerse de que soy lo que no soy), es preciso que, en el origen, sea posible una fe que se quiere mal convencida (Sartre)
El machismo y todos los tipos de racialismos, las creencias en dudosas teorias economicas, las teorias conspirativas, todos modos cuya base sigue siendo un tipo de racialismo, son formas de ser en la mala fe
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MR- El machismo y todos los tipos de racialismos, las creencias en dudosas teorias economicas, las teorias conspirativas, todos modos cuya base sigue siendo un tipo de racialismo, son formas de ser en la mala fe

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