Los pensadores latinoamericanos no pueden identificar a las gobernabilidades restauradoras, ni el móvil ni los motivos, ni los fines de sus acciones, porque su pensamiento es parte del problema y al no poder tomar distancia ,carecen de punto de vista, ya que nada puede constituirse en punto de vista de sí mismo.
Voy a explicar cual es el problema. En AL nunca ha podido echar anclas el liberalismo, y mucho menos su tipo más anárquico, su versión imperial: el monetarismo, y el motivo es que el sujeto mayoritario de LA, es un sujeto fanático, el índice de religiosidad es demasiado elevado para que LA hubiera podido salir de una mentalidad infantil en la que el catolicismo educa a sus fieles, la mentalidad del LA promedio, es similar a la del europeo del medioevo. La gobernabilidad neoliberal es una gobernabilidad empirista, y necesita un sujeto empirista. Es cierto que necesita índice de desempleo y estimular las diferencias, en donde germinar el homo competitivo, pero todo este proceso en el mallado social, solo se ha mostrado posible a través de la historia, cuando la malla social ofrece una cierta resistencia a todo intento de instaurar privilegios típicos de los estados de servidumbre, con señores y siervos dignos de cáritas o indignos, según aprueben o desaprueben al señor. El sujeto criado en la ideología carismática, no es analítico, no fue capacitado para descubrir por sí mismo su entorno y necesita que se lo den previamente interpretado, y no necesita contrastar cierta interpretación contra la realidad, ya que el verdadero mundo, para el fanático, no es este mundo pecaminoso e imperfecto, sino el mundo ideal, invisible a los ojos. El sujeto neoliberal quiere y está preparado para desenvolverse por sí mismo, en un mundo litigioso donde el Estado no se ofrece para resolver los problemas. Lo que pareciera ser una suerte, como una especie de impermeabilizante para el aterrizaje del monetarismo, termina siendo una desdicha, ya que fortalece la búsqueda de soluciones fantásticas, y el mantenimiento del pensamiento infantil, el de la creencia popular, dicotómico, binario, con buenos y malos bien diferenciados, como lo necesitan los niños, soluciones mágicas para un pensamiento mágico y como resultado los señores pueden restaurar sus señoríos, convertir el territorio en un gran principado, sin resistencia. Esto se hace evidente, en decisiones legislativas, como las de quitarle de la noche a la mañana obligaciones tributarias a los ricos, por el equivalente a un 12% del PBI, aun cuando estaban un 16% por debajo del promedio de los países con mejor IDH, y un 10% por debajo de lo que aportan al fisco en la zona euro, aun en las peores épocas. Como se anuncian ciertas medidas recomendadas por el FMI, tales como la supuesta búsqueda de cierta competitividad, o el manejo del tipo de cambio, orientado aparentemente a estabilizar los precios, no se presta atención a que el objetivo global es únicamente la transferencia de riqueza hacia un grupo de Señores, y el retorno a un lenguaje vulgar y una forma de pensamiento que se mantiene y fomenta la opinión, la valoración del instante, el descrédito por la profundidad del pretérito, donde el análisis es reemplazado por el debate express. Una parte de la subjetividad fanática es seguidora de las creencias deterministas, como los supremacismos o el comunismo, en estos casos, han hecho un desplazamiento de liderazgo místico, en lugar de elevarse a dios, han bajado a dios a la tierra. Por suerte, a favor de la protección de la democracia, existe yuxtapuesto, un sujeto socialista y ateo, inclinado hacia formas de gobernabilidad democráticas solidarias, es decir, de estados de bienestar, y esta existencia ofrece cierto contrapeso al fanatismo. La dirigencia y los grupos intelectuales a veces son incapaces de tomar distancia, porque forman parte del fanatismo, e identifican a los líderes carismáticos, o bien con estados de bienestar, o bien con neoliberalismo, cuando es inviable la existencia de líderes carismáticos en democracias del bienestar, así como en el monetarismo. Dicho de otro modo, si el sujeto gobernado busca líderes carismáticos, nunca podrá establecerse ni una democracia con desarrollo humano ni neoliberalismo. Subsistirá esa forma de gobernabilidad que nació y solo existe en AL, el peronismo, pero que no ha logrado nunca dar el salto hacia una democracia de bienestar, porque el sujeto religioso no ofrece la suficiente resistencia para defender las medidas necesarias que llevarían a una reducción de la desigualdad, no se siente suficientemente explotado, y cuando lo siente, le da igual atribuírselo a que los ricos no tributan lo suficiente, o a que los pobres no se esfuerzan lo que debieran, están acostumbrados a una libre interpretación de textos infantiles, que nada tienen que ver con resultados empíricos, son textos esotéricos que un gurú de la televisión le interpretará tal como lo educaron. No lo educaron ni para progresar, como en las escuelas protestantes, ni para reclamar, como en las escuelas de las democracias ateas. Lo educaron para servir. Mientras las escuelas sigan siendo religiosas y subvencionadas y el sujeto religioso, tan influyente, no hay posibilidades de que florezcan democracias en AL.
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