Hacia un cambio radical

Mi mayor preocupación gira en torno al hecho de que las masas de seres humanos en la escena productiva mundial como ya sabemos ha dejado el rol principal de fuerza de trabajo para darle paulatinamente lugar al rol de seres superfluos. Ante este panorama se abren dos alternativas para las masas, o bien son capturados ideológicamente para pasar a formar parte del ejército de gendarmes custodios de las arcas de riquezas sustraídas al planeta y a sus habitantes, gendarmes que se educan no ya en la producción de alguna cosa o en el ejercicio de algún servicio, sino que, una parte, predominantemente ideológica, lo hace en el control de la fuerza productiva, y la otra parte, predominantemente represiva, en el control de la masa superflua. En este marco, queda claro que más allá de los reclamos posteriores que pudiera haber por algún grupo u organización de Derechos Humanos, nadie va a llorar algo que es superfluo ni mucho menos la mentalidad capitalista va a lamentar su ausencia. Por otro lado, la educación en la represión psíquica destinada a formar seres que preserven cierta propiedad o privilegio, posicionada a lo largo de todos los patriarcados autoritarios y sus sistemas de privilegios, en todo su andamiaje ideológico, es decir escuela, familia, información, grupos politicos, sindicatos, espacios religiosos, desde Japón hasta el cristianismo capitalista alemán occidental, pasando por medio oriente, las religiones monoteistas cuando logran algo de poder, nos sumerge en una neurosis, evidenciada claramente en la existencia de la perversión, el sadismo y de la violación como concepto objeto de deseo de seres naturalmente deseantes, origen del carácter idiota fascista fácilmente manipulable, cordial y perverso, adorador de líderes que lo puedan llevar de la  mano hacia una promesa de libertad   incapaces de alcanzarla por sí mismos,  que engrosarán el ejército de gendarmes y disfrutarán resolviendo el problema de lo superfluo, de modo que ante la confluencia de estos dos hechos, surgimiento de grandes masas de seres superfluos más la vigencia no por ninguna casualidad del carácter fascista de los patriarcados y sus sistemas de privilegios, el panorama que avisoro es negro azabache, una muestra patente es la circunstancia de que se está ocultando desde los medios la cifra de muertos cada día en el mundo, en manos del poder de Policía, sumando desde los bombardeos y las persecuciones ideológicas que terminan en migraciones masivas hasta los asesinatos en las cárceles o por casos de gatillo fácil o por enfrentamientos con la Policía, o por el bloqueo a la satisfacción de necesidades básicas a través de políticas de Estado, sin que nadie tenga acceso a esta información que es la prueba irrefutable de la medida y la dirección del rumbo tomado desde los puntos de poder de esta poliarquia global. A esto hay que sumar, que las reacciones populares están impregnadas de idealismos y otras falsas creencias porque persisten en sostener la ideología dominante de privilegios, y por lo tanto no aciertan a otro mecanismo que ofrecer respuesta con las mismas técnicas de manipulación de masas que mamaron en su educación y que emplean los sectores actualmente privilegiados quedando atrapados en una suerte de competencia de ver quién manipula mejor o logra más popularidad para llevar agua a su molino cuando la única esperanza para este laberinto, es salir por arriba: :reemplazar desde la educación, los deseos de poder y felicidad por deseos de conocimiento, amor y trabajo gratificante, abandonando el patriarcado de la propiedad, los privilegios y el consumo placentero

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