
Blog de Filosofía. Benito en el Siglo XXI propone una una mirada filosófica, durante un recorrido entre la Física y la Ética en sus estados actuales, es decir, sobre las Ciencias Formales: -Lógica y Matemática-, las Ciencias Básicas -Física, Química y Biología- y las Ciencias Humanísticas -Ciencias Políticas, Sociología y Antropología. Sobre Metafísica y Neurociencias Cognitivas.
Holy Motors
La vida contemporánea se divide entre la actividad activa de actor -el mismo día es asesino, banquero, traficante de armas, director de orquesta, protagonista de película de realidad virtual, versiona la bella y la bestia, un padre divorciado, una anciana mendigando, un moribundo- siempre creando belleza para expectadores cada vez menos reales, la última actuación del día es su propia casa, su propia vida privada, este último personaje inversamente a los anteriores le causa rechazo y una profunda y triste melancolía, reiterar en la pasiva monotonía de monos de su propia familia reducida replicada en la infinita serie de monótonas casas idénticas pegadas de familias reducidas la falsa promesa que ingenuamente creerán de que “pronto nuestra vida va a cambiar, oh si oh si”. El hombre del comienzo de la película en su habitación retrofuturista ya no es ni actor ni espectador o mejor dicho es su propio actor de su propia película para sí mismo, descubre casualmente un pasadizo al pasado, es decir a nuestra época, y se encuentra en una antigua sala de cine con toda la evolución de esta subjetividad dual actor-expectador, dios-hombre, hombre-naturaleza, edipo-naturaleza, inconsciente-naturaleza, dialéctica hegeliana o cualquier otra dialéctica, alma-cuerpo, mito-realidad, representación-cosas elija el lector el nombre para dios y sus transformistas, desde una proyección del primer transformista famoso hasta el transcurrir cotidiano de un día común de la vida de un actor en un posible futuro próximo inmediato. El musculoso y forzudo transformista actuando en cámara rápida tirando con fuerza de una soga en un clásico del cine mudo contrasta con la sala absolutamente repleta de expectantes muñecos inertes, y en el pasillo central un enorme y armonioso perro negro y un niño avanzan juntos en un retorno del hombre como parte de la naturaleza dejando atrás esa divina dualidad manipulador manipulado que sumerje en la más oscura pasividad al hombre contemporáneo
romper con el fascismo
-"no es eso lo que les conviene para sus vidas"
Ya los oigo responderte
-"¿Quién eres tú para venir a decirnos qué es lo que nos conviene"
lejos de comprender la subjetividad que opera en su propio pueblo una miope y alienada dirigencia equivoca una y otra vez su dicotomía con particiones de liberalismos y socialismos desde una historicidad recortada y desorientada de un mundo idealista cuya Creación se ubicaría en el SXVIII y SXIX en el continente americano, desconociendo que el sujeto occidental de los Estados Modernos, ese que con sus propias falsas creencias y vivencias colaboran a propagar, se origina mucho antes, en la Europa Inquisitorial, a partir del diseño racional de una Policía para un Estado artificial en gestación que uniría reinos dispersos, en la herencia papal del derecho negativo romano, en la experiencia y práctica de la falsa acusación y persecusión con la caza de brujas, en el perfeccionamiento y pulido de sofisticados mecanismos de control social totalizante e individualizante que desde el primer día que Colón toca América adivinan y comienzan a proyectar el naciente poder papal, terrateniente e industrial europeo, con sus propias disputas internas, que vislumbran las posibilidades de un mercado mundial monopolizado por ellos de riquezas incalculables producidas por explotación primero involuntaria, luego voluntaria, habrá un auge de teorías racionalistas, en esa época, el saber pasaba por la representación, acerca del poder y de las sociedades y su administración, sin embargo no será suficiente con representaciones teóricas de leviatanes ni con un compendio de recomendaciones para el príncipe, ni convertir las relaciones de poder en un arte, tampoco sería suficiente con las amenazas y las promesas proféticas, ni razonar en las más adecuadas formas de administrar una ciudad o de procurar la unión pacífica de lobos o de minimizar el inevitable canibalismo cosmopolita de salvajes buenos.
Hará falta cientificar el objeto hombre porque una vez saqueado el mundo de sus riquezas, será imposible prolongar una explotación involuntaria en el tiempo, y una explotación voluntaria demandará algo más que técnicas de dominación, el sujeto que será explotado voluntariamente y que aceptará ceder el mundo a unas pocas manos y vivir al límite de la vida moribunda, no podrá ser ya más un hombre atemorizado por la amenaza de infiernos y de castigo físico, tampoco un hombre engañado con castas de sangre, de mundos a descifrar y con promesas de recompensas en futuros paraísos eternos, ni equivocado en sus opiniones, ni desesperanzado por las pestes, el clima y el hambre. El hombre que será explotado por su propia voluntad y que por su propia voluntad custodiará la corona habrá de ser un hombre normalizado.
Esta sofisticada evangelización para normalizar al hombre da como resultado la criatura fascista del Estado Moderno arrojado a colonizar un mundo y que hoy continúa siendo hegemonía.
En este sentido pierde relevancia el carácter liberal o socialista, no pasa por ahí la esencia de esa subjetividad que resulta incompatible con la democracia, esa esencia que lo hace incompatible con un sujeto democrático es el fascismo y yerran en la construcción de Otros, enemigos de la patria, a quienes ofenden ya que su sangre ha sido derramada arto frecuente en su defensa, mientras que es el propio Estado Moderno y su determinante Poder Punitivo el creador de la criatura.
Solo con promesas de proyectos vindicativos serían votados, entonces cómo prometer terminar con el fascismo a un occidente fascista que solo criticará su perversidad en su conciencia social, pero jamás en su intimidad y el voto es un acto íntimo ya que es secreto.
Explicarle a un sujeto fascista que no le conviene el fascismo es como explicarle a un mono que no le conviene ser mono,
Para qué lo creaste de esa manera, porqué permitís la venganza en la educación y en los aparatos ideológicos, acaso la disciplina autoritaria, los privilegios, la traición, la mentira, la trampa institucional, el refugio en la obediencia, el llamamiento a la obediencia ciega, el maltrato, la manipulación, la falsa acusación y la falsa sospecha, la invención de enemigos fabulescos y la complicidad y el perdón frente a los actos perversos evidentes ¿No son formas vindicativas en las que educas al engendro que después pretendes convocar con ideas de solidaridad?
Acaso la corrupción y la venganza que tanto criticas no son las grietas que encuentra la sociedad haciendo lo que mejor sabe hacer porque así lo aprendió en su forzada desigualdad para nivelarse y hallar una armonía en los recursos y en la justicia que les prometes y que nunca llega salvo en casos esporádicos que confirman la regla?
Si queres preservar tu reino, es decir, tu propiedad y tu herencia, y eso es
lo que pensaron los Papas, los monarcas ilustrados y los demás monopolios de los recursos, haces bien en mantener un Estado Moderno, juridiccional en el espacio de lo público, en tanto el estado de derecho sea un hecho, y veridiccional, es decir despótico y profético, en el espacio privado de la familia, la fábrica, el barrio y la escuela, entonces engendrarás sujetos que se someterán ciegamente al Poder, gozarán en la venganza sin límites, sin la cual su existencia es un permanente estar insatisfecho y un soñar con el paraíso que tú les habrás prometido, es decir que su frustración estará garantizada. No crees castas, crea clases para que se eduquen juntos en la movilidad social y escuchen de tí las mismas promesas, que compartan la misma utopía fabulesca que has de prometerles, ocúltales que ese paraíso que les prometes será un privilegio. La clase privilegiada gozara su placer vindicativo en el maltrato cotidiano a la clase inferior mayoritaria. Cuando la clase privilegiada, que no es más que un subgrupo minoritario que solo se distingue del resto por ostentar eventuales privilegios temporales, alcance tanto poder que se torne en una amenaza, aumenta la frustración de la clase mayoritaria recordándoles el paraíso prometido y culpa a la clase minoritaria, legaliza su persecución, el goce vindicativo hará el resto. Si en cambio, tu intención no es preservar tu propiedad y garantizar tu herencia, no engendres esa criatura retorcida normalizada a base de disciplica autoritaria fabricada para custodiarte, asegúrate que todos vean sus prometas de vida cumplidas, no prometas de más y convoca a la construcción, establece y promueve una educación amorosa, no enseñes a alcanzar el paraíso a través de la venganza, sino a vivir, no enseñes técnicas de venganza, sino modos de vida, no en el sentido de la vida humana moderna o la vida biológica moderna, sino formas de existir, alternativas, permíteles conocer el universo tal cual es sin disfraces que sean sus propios exploradores de su entorno y de su mente, recupera la crianza auténticamente amorosa, un auténtico intento de cumplir con las promesas. Se suele confundir para demonizar la competitividad con el fascismo, el sujeto competitivo es otro tipo de subjetividad manipulada, pero básicamente su esencia no es vindicativa, el homo competitivo acepta sin opción participar en un juego bajo las reglas de la ley y el orden, el ser fascista es un ser vindicativo que acepta la sumisión ciega hasta que se le entregue una presa para su placer sin riesgo, no tiene reglas, su única regla es la mentira ya que ninguna venganza ilimitada podría ser justificada por una ley avalada socialmente por eso necesita antes de satisfacer su deseo de venganza, fabricar una gran mentira que lo quite temporalmente de una eterna frustración de su inherente impotencia orgásmica y el placer vindicativo al que tú lo relegaste cuando lo criaste en torno al maltrato esquizofrénico como el que los hombres de los Estados Modernos viven actualmente en mayor o en menor medida, de lo contrario al demonizar al ser competitivo como a cualquier otro identikit social no estás haciendo otra cosa que erotizando a la criatura fascista que dices combatir, crear un enemigo está en la esencia del fascismo y para romper la paradoja hemos de decir que el fascismo no es un enemigo, sino tu propia creación cotidiana.
Interesante. Pasa que lo mismo podrìan pedir los pedòfilos. Es un oximoròn.
MR el fascista reune las perversiones, fuera de una crianza despótica no aparecen lo que conocemos nosotros como perversiones
CS La misma de un fascista, es como el personaje de Capusotto que come mierda y dice que èl no jode a nadie y que no lo jodan.
MR lo que ocurre es que la mierda del fascista es el maltrato, en eso radica su goce
CS Digo...el perverso que exprese por què no me dejan acercarme a los niños, si yo los amo?
CS Entonces no es antidemocràtico negarle la palabra y la acciòn.Siempre creì que la ùnica razòn vàlida para discriminar a otra persona es si èsta es nociva para el resto.
MR el perverso disfruta el dolor del otro esa es su venganza y no hay cultura que no rechace o que no haya rechazado esa conducta lo que yo estoy diciendo no es no tomar como enemigo al fascista sino jústamente dejar de criar seres fascistas, es nuestra relación con el poder punitivo que recorre desde la familia hasta la carcel lo que crea perversos, toda la sociedad es perversa es evidente en la cotidianeidad
CS La sociedad no es perversa, hay individuos perversos. El asunto es nombrar al pan,pan y al vino, vino. Si sos perverso, o fascista o golpista o canìbal, que se yo, apartado.
MR no estoy de acuero, para mí esta sociedad es perversa hasta el tuétano
MR esos crímenes espantosos que vos mencionas están a salvo de no ser condenados en cualquier sociedad, son demasiado espantosos para que pasen desapercibidos sin condena, pero la vindicación tiene otras formas más sutiles, más disimuladas, pero sobre todo y fundamentalmente más legales
CS Son puntos de anàlisis. Si uno persiste en comprender porquè un fascista, dejà que crezcan màs fascistas. O lo que sea.
MR en cierta forma hace falta tomar distancia de la sociedad alcanzar un punto de vista un poco distante quizá desde ese lugar pueden verse mejor las instituciones y prácticas sádicas que perduran dentro de la democracia
CS El fascismo no es resentimiento, eso es otra cosa. El facho es vocacional y una filosofìa de vida sin filosofìa, digamos. Primitiva y de clan.
MR no es resentimiento estoy de acuerdo, es impotencia seguida de goce, los prototipos de la bibliografía académica y de la literatura como Bataille o Sade que los describen sin velos al desnudo muestran las fantasías ocultas extremas del ser fascista que cuando no corre riesgos o la ley se lo permite las satisface. Las fantasías de placer de la sociedad de los Estados Modernos no son las mismas fantasías que las de otras culturas
CHS creo, Marcelo, que habría que trabajar el tipo del resentido; en eso me atrevo a dar un paso más que CS.
MR el resentido se revela al fascismo, pero por fuera de él, no acepta propagar la venganza funcional al propio fascismo aunque eso no quiere decir que no conviva con el fascismo y que en sus filas lo ignore
MR hay venganza, pero no hay placer, hay dolor
CS Venganza tiene el resentido, el facho es conciente y tiene ademàs, intenciòn.
MR la venganza del facho no busca cobrar una deuda, busca una deuda para justificar su placer que de otra forma le estaría prohibido
MR pero la prueba de que es fabricado por el disciplinamiento autoritario es que la vengaza puede ser infinita, la deuda es con el universo, es una deuda inconsciente no sabe qué intercambio está cerrando solo sabe que le da placer
Muerte, Deseo y Ley
Eventuales normas, reglas y sistemas en su historicidad son las fronteras, los fundamentos y las estructuras, los no pensados, condiciones de posibilidad de toda representación biológico-funcional (normas), productivo conflictual (reglas), linguísticas significativas (sistemas) para un hombre en sus positividades contemporáneas de la vida, el trabajo y el lenguaje.
Vemos cuán lejos de las fronteras que hay que cruzar germinan las ideologías con las que el hombre quiere cambiarse a sí mismo, desde el monetarismo hasta el marxismo, y que con cada rechazo no hace más que reforzar su modo de ser actual inserto en un positivismo finito de la vida, el trabajo y el lenguaje.
Muerte, Deseo y Ley, conceptualizan el espacio del inconsciente al cual el conocimiento sobre el hombre corresponde apuntar sin rodeos cuestionándolo directamente procurando captar su representación, es decir representar la representación a partir de la cual pueden darse y se dan todas las representaciones de todas las funciones, conflictos y significaciones conscientes e inconscientes dentro de los límites del espacio de representación actual.
Esto no significa que los trabajos intelectuales cuyo objeto es el hombre y que operan sobre representaciones conscientes no tengan conocimiento ya que aportan un material inacabable para interpretar sus fronteras ocultas.
Los filósofos siguen denominando al inconsciente mitología freudiana por lo tanto siguen construyendo bajo la soberanía de la conciencia como en la filosofía clásica, sin embargo es el inconsciente el que está escribiendo en este momento justo antes del instante en que tomo conciencia de que estoy escribiendo para explicar que es mi inconsciente el que está escribiendo
Las investigaciones sobre el hombre deberían avanzar sobre distintos tipos de vida incluso aquellas creadas artificialmente por el hombre y en las estructuras mentales que estas desarrollan para su autoconservación, un psicoanálisis y una etnología comparadas no solamente entre distintas manifestaciones humanas para que el conocimiento sobre las fronteras empírico-trascendentales pueda actuar sobre el hombre actual antes de que este se auto destruya o destruya a una gran parte de su población si la tecnología no le permite en el corto plazo abandonar el planeta, un planeta completamente loteado, con sus propietarios ya asignados y un modo de ser de la vida, el trabajo y el lenguaje determinado por la Muerte, el Deseo y la Ley, que no solo depende de la inercia, sino también de la manipulación y que no estarán dispuestos a abandonar.
Cheque en blanco
EM- A todo Javert le llega su Jean Valjean.
MRtarde o temprano, solo hace falta molestar a la persona indicada
EM En breve todos seremos Valjean... si no lo somos ya mismo.
MR una porción de la población convencida de que fue ultrajada alcanza el éxtasis del orgasmo y eyacula aplastando con el poder punitivo a otro sector que supuestamente la ultrajó o entre individuos, pero la invariante siempre es el orgasmo a través de la venganza sin límites, esa es la criatura fascista del Estado disciplinario
EM Che, ¿no será demasiado freudiano lo tuyo? Jajaja! Todo es posible. Yo diría mejor pulsiones del mal sin más vueltas...
MR no es freudiano porque sería atribuirle a freud algo que no dijo, pero se lo atribujo a una construcción en los placeres inconscientes fruto de la educación disciplinaria perversa, cuando hablo de esquemas mentales estoy hablando de inconsciente
MR El mal pertenece al ámbito de las fábulas
MR todo lo inconsciente gira en torno a freud
MR ah habrás querido decir "pulsiones de lo malo" y yo lo interpreté como "el mal absoluto", ahora te entendí
MR yo estoy dando interpretaciones mias del inconsciente y el gran autor del inconsciente es Freud de modo que es freudiano si tomamos en cuenta que le doy entidad a lo impensado
EM Vale.
EM ¿Y si pensáramos que nada es inconciente? Vayamos un poco por otras ramas...
MR pero hay un ámbito no pensable, las taxonomías, los prejuicios, las técnicas adquiridas, los deseos, la única forma de intentar conocer a las sociedades es interpretando todo eso que no pueden pensar y que sin embargo está ahí porque actúan conforme a ello
MR sobre en el límite de lo pensable, porqué algunas cosas son pensables y otras no siendo que no se trata de una incapacidad biológica
MR a mí me interesa saber porqué las cosas son así y no pueden ser de otra manera, qué hace que las personas vean las cosas de una forma y no de otra
MR y aunque sean asesinos, santos, de derecha o marxistas, siempre se mueven en torno a un circulo muy limitado de todo lo posible
MR y estamos en una época en que este círculo está estrangulando a la vida humana
MR y entre otras cosas este círculo se mueve en torno al placer vindicativo construido para mantener un control social
MR podés darle el nombre que quieras, pero hay algo ahí impensable que nos organiza y organiza nuestro pensamiento
MR pero no es algo que veo yo, en cualquier trabajo de estudio de sociedades en la descripción de las culturas cuando España quiso economizar los costos de la colonización las descripciones iban sobre comportamientos sociales y no sobre las opiniones o lo que pensaban los individuos sobre tal o cual cosa, es decir no describen sus pensamientos, sino sus no pensamientos
EM MR, a pesar del cambio de paradigmas que representa el marxismo (el más significativo en toda la historia de la humanidad, me atrevo a decir...) sus implicancias a todos los campos del saber aún se desconocen; en este sentido creo que la libertad que ofrece es infinita. Recordemos que no es un dogma, es más que "una guía para la acción", mucho más que una filosofía, etc. El actual sistema te pone trampas para estrangular personas, pensamientos, ideas...
MR a mi modo de ver, hay un marxismo, el engeliano, que se asume como materialista determinístico y el determinismo sea materialista o idealista es deista, cree en una dualidad, la dialéctica es una realidad dual ya sea idealista o materialista en el fondo son una misma cosa, lo que las define es la dualidad de la entidad dialéctica, no es más que otra forma de hablar de de dios y del sentido universal de las cosas con lo que nunca podría acordar y que ya deberían haber sido desechados hace siglos. Marx jamás acepto ese dualismo jamás aceptó que el materialismo sea un determinante, no era deista y hablar de determinismo es hablar de deismo. Dejando de lado ese aspecto, el marxismo se eidifica a partir de las nociones de Capitalismo y Estado y es razonable que así sea ya que se define con conceptos modernos: hombre, humanidad, trabajo, riqueza e intercambio, organicidad, son los mismos conceptos de la modernidad que aparecen en todas las ideologías desde el monetarismo hasta el marxismo, entonces para mí no hay un verdadero cambio de paradigma, se mueve dentro de un paradigma para criticar los privilegios
MR El cambio de paradigma de la modernidad gira a mi modo de ver en torno al descubrimiento del inconsciente
MR un cambio de paradigma debería venir acompañado con un cambio en la taxonomía de los conceptos, un hombre que deje de privilegiar su ego, el trabajo, el intercambio, las riquezas, la vida humana, la vida, ese sería un hombre con un paradigma nuevo
EM Peto la idea del inconciente no es nueva...
MR es cierto, pero su interpretación sí
MR los etnólogos anteriores a la modernidad no sabían que eran etnólogos
MR hacían descripciones de las que se puede interpretar la estructura mental de un pueblo, no estaban concientemente interpretando los confines del pensamiento, no lo hacían a sabiendas
EM (Dejar de) privilegiar el ego, el trabajo, el intercambio, riquezas, etc son conceptos de una clase dominante, justamente!
MR ni siquiera estaba en el foco de atención el organismo humano
MR son conceptos de toda la sociedad, la sociedad gira en torno a esos conceptos, para que hubiera un cambio radical en los modos de vida deberían pasar a ser conceptos anticuados
EM Se complicó la discusión y es para cerebrarlo...
MR jaja te había escrito un mensaje y no se donde fue a parar decía que para que haya un nuevo paradigma, trabajo, intercambio, riquezas, ego deberían convertirse en conceptos anticuados
EM Vamos a tener que recurrir a Levy-Strauss...
MR toda la sociedad gira en torno a esos conceptos no solamente la clase dominante
MR exactamente
MR LEvy-Strauss
MR Levy-Strauss es el Freud de la sociología
EM Si hay algo que queda claro es la complejidad y vastedad de conocimientos que se necesitan para entender mejor este Mundo, explicarlo y de algún modo transformarlo de una vez y para siempre.
MR muy cierto, tal vez por la misma complejidad de la trama que nos aliena necesitamos de muchos conocimientos adquiridos para distinguir entre lo natural y lo naturalizado o que todo es naturalizado
MR y salir a la superficie para recién entonces atinar a conocer algo del universo
EM ¡La mayoría continúa viviendo en cavernas!
MR las cavernas que se ha construido el hombre contemporáneo son mucho más tenebrosas que las que pudo haber imaginado un hombre antiguo
EM La construcción de Kafka explica las cavernas mentales...
fascistómetro
Pecados y castigos
El campo de batalla real
Acabemos con la corrupción
Me desvela el asunto de la corrupción y para resolverlo no tengo duda alguna que la mejor manera es que el Congreso promulgue y le de forma de Ley, es decir, que la legalice, que entre el 6% y el 15% del PBI se distribuya en concepto de comisiones con carácter de obligatoriedad. Las ventajas son infinitas, se me ocurren solo algunas, como ser, nos ahorraríamos todo el chamullo político evitando y esquivando preguntas. Sería una íntima satisfacción para todo un amplio abanico que lleva en su idiosincracia la necesidad de quedarse con algún vuelto, o en otros casos símplemente de participar en la torta del PBI, entre los cuales orgullosamente me incluyo, por otra parte encuentro un millón de acciones más reprochables. Aseguraría una redistribución de las riquezas, empujaría el consumo y la producción: no existe peor enemigo para la economía de un Estado que el fruto de la corrupción concentrado y congelado en unas pocas manos. Ya no sería tema de conversación, evitaríamos suicidios colectivos e inmolaciones. Evitaría gastos de electricidad, de tiempo, de cumunicaciones, de trabajo dedicado a hablar sobre este tema, tiempo y recursos que podrían dedicarse a otros temas. Los medios de comunicación masiva podrían disponer del 99% de la programación que entonces les quedaría ociosa, así como el cerebro de muchos periodistas. Es cierto que alguno que otro podría entrar en corto circuito con el 99% de su cerebro libre. El país se insertaría en el mundo ya que es ley implícita el 6% en las transacciones internacionales. Se reducían las diferencias. Se podrían eliminar muchos planes sociales ya que enaltece más cobrar una comisión obligada que un plan y los planes fomentan rencores, justifican críticas y dan pie al clientelismo político, con una comisión legal y obligatoria no habría lugar ni para su existencia real ni para la sospecha y la criatura patriarcal en general evitaría ese desdoblamiento costoso motivo de años de tratamiento de diván por percibir coimas y a la vez criticarlas. Es más, se me ocurre que si el mismo criterio lo aplicamos a otros aspectos de esta sociedad disciplinaria, disminuiríamos las duplicaciones. Eso sí, habría que subsidiar a las organizaciones de psicólogos ya que correrían el riesgo de quedarse sin pacientes
Oido al pasar
Oido al pasar
-"Qué habrá hecho ese hombre para que la mamá de su hija quisiera sacarle a su hija si vimos que no existía motivo alguno, todo lo contrario y además destrozó a su propia hija"
-"Lo mismo que hiciste vos para que tu novio quisiera pegarte y prenderte fuego o lo que hizo Santiago Maldonado para que el Estado decidiera hacerlo desaparecer con el apoyo de gran parte de la sociedad, ¿Cuál es la forma de tus ojeras para que en algunas cosas te llame la atención el comportamiento de tu sociedad y en otras no? ¿Acaso no se ve claramente que es parte de un todo de perversión?"...
-"Es cierto, incluso si es por despecho o incluso venganza, hay un exceso, una ausencia de límites, insensibilidad, asustarse y someterse frente al que grita más u ostenta el poder y disfrutar el sufrimiento del más débil ¿Porqué suceden estas cosas?"
-"Es la hegemonía del fascismo, del patriarcado, de la educación disciplinaria, de la sumisión canina, del asentimiento vacuno, rabiosa impotencia de un frustrado elitismo surgido de fábulas supremasistas plagadas de prejuicios, la duplicación de la personalidad, de la mentira, de la falsedad, el triunfo del personaje, de la infamia, de la religión devenida en racionalismo mágico todos sinónimos intercambiables y parte de un mismo sistema perverso de desigualdades, no pretendas que una parte del sistema o cierta parte de la población con ciertas características se mantenga inmaculado cuando precisamente, es parte constituyente de la ley implícita que gobierna sobre todos y algún dia en un futuro cercano la sociedad como tantas otras veces cuando ya no haya intereses en juego pedirá perdón por la sangre derramada y el genocidio perpetuado en los tribunales de familia, el corazón donde se digita y asegura la cultura que recibirán los hijos del sistema de desigualdades"
Supremacía esclavista en Latinoamérica
El lenguaje de la producción es desde inicios del SXX, exclusivamente formal, el conocimiento, desde Hume, uno de los más claros y profundos filósofos, mal que no lo hayan comprendido muchos pensadores de la modernidad, pertenece a la estructura mental: nada, ningún conocimiento hay allí afuera, ninguna certeza. El lenguaje humano cotidiano tiene su parte innata y su parte cultural semántica y cualquier hombre que no reciba la técnica del lenguaje en los primeros doce años de vida jamás hablará pues jamás tendrá nada para decir. Lo mismo vale para la adquisición de la semántica del tennis, de físico-matemática y lógico-matemática. Mientras que la episteme del mundo productivo se asienta como un reticulado formal de una física lógico-matemática a través del cual puede observarse la única naturaleza calculable, cientifizable y tecnologizable cada vez más sofisticado y alejado del grado adquirido por el promedio de los latinoamericanos, los románticos de la esclavitud quieren suprimir la matemática de la escuela, cuando debería extenderse y profundizarse su entrenamiento. En cualquier otra situación los latinoamericanos permanecerán ciegos para pensar e imaginar el mundo de las representaciones formales en el cual se mueve y avanza el conocimiento tecnológico por lo tanto incapaces de producir y de crear nuevos conocimientos
Vicente Sin dudas las matemsticas, como formas cuantitativas son insoslayables. Pero tambien son importantes los momentos cualitativos. Bussi no tiene nada del romanticismo que se expreso culturalmente en nuestra historia. Es simplemente UN BRUTO que no quiere que le cuenten sus brutalidades
MR sí, por eso aclaré que me refiero al conocimiento productivo. Hay un conocimiento cualitativo contemporáneo en torno a la interpretación de lo impensado, o inconsciente o no-pensado, de mayor importancia que lo cuantitativo para comprender al mundo (humano), es decir el psicoanálisis y la etnología, pero a la naturaleza desde hume se la accede a través de la representación matemática
El triunfo del personaje
El racionalismo mágico pasó en la modernidad del SXIX de la religión a las antropologías o lo que llamamos ciencias humanas que un siglo después con sus consabidos fracasos, masacres y miserias por su pretensión de matematizarse disponiendo del lenguaje formal de la lógico-matemática y de la representación formal de la física solo posible en la economía, la biología y la filología y reconociendo la inconveniencia de su cuantificación y su modo distinto, pero no inferior, de saber interpretativo con la posibilidad de jugar con los conocimientos de la economía, la biología y la filología, y más allá del saber cualitativo surge la interpretación de un objeto de saber que será el objeto propio de la modernidad que nos alcanza: lo impensado, objeto del psicoanálisis y de la etnología, suerte de contra-ciencias de las antropologías, interpretando lo nopensado de las mismas, esta era en la que se ha inventado tal cosa llamada hombre es también la era del estudio de lo impensado.
Esto no significa que el racionalismo mágico haya sido relegado a un rincón oscuro en el espacio del saber, sus mecanismos se escurren permanentemente entre las grietas de las antropologías, en los límites que impone el estado del arte tecnológico, lo vemos en el intento del establecimiento de una psicología clínica y su persistencia tardía en regiones donde el disciplinamiento religioso sigue siendo importante como en África, América Latina o centro de Estados Unidos, preservándose en círculos del saber esotéricos y quiméricos sostenidos por Estados racionalistas en las formas, pero religiosos en el contenido, herencia inquisitorial para interpretar el universo de Dios en aspectos como responsabilidad, culpabilidad, sexualidad, crianza y educación, puntos neurálgicos para asegurar cierta normalización.
Criatura patriarcal
<<Una mujer maya murió devorada por los perros. Su historia, reducida a unas cuantas líneas, concentra una de las versiones extremas de la relación con el otro. Ya su marido, de quién es el "Otro interior", no le deja ninguna posibilidad de afirmarse en cuanto sujeto libre: el marido, que teme morir en la guerra, quiere conjurar el peligro privando a la mujer de su voluntad; la guerra no será sólo una historia de hombres:aun muerto él, su mujer debe seguir perteneciéndole. Cuando llega el conquistador español, esa mujer ya no es más que el lugar donde se enfrentan los deseos y las voluntades de dos hombres. Matar a los hombres, violar a las mujeres; éstas son al mismo tiempo pruebas de que un hombre detenta el poder, y sus recompensas. La mujer elige obedecer a su marido y a las reglas de su propia sociedad: pone todo lo que le queda de voluntad personal en inhibir la violencia de la que ha sido objeto. Pero, justamente, la exterioridad cultural determina el desenlace de este pequeño drama; no es violada, como hubiera podido serlo una española en tiempos de guerra, sino que la echan a los perros, porque es al mismo tiempo india y mujer que niega su consentimiento. Jamás ha sido más trágico el destino del otro.
Escribo este libro para tratar de lograr que no se olvide este relato, ni mil otros semejantes. Creo en la necesidad de "buscar la verdad" y en la obligación de hacerla conocer;sé que la función de información existe, y que el efecto de la información puede ser poderoso. Lo que deseo no es que las mujeres mayas hagan devorar por los perros a los europeos con que se encuentran (suposición absurda, naturalmente), sino que se recuerde qué es lo que podría producirse si no se logra descubrir al otro.
Porque el otro está por descubrir. El asunto es digno de asombro, pues el hombre nunca está solo, y no sería lo que es sin su dimensión social. Y sin embargo así es: para el niño que acaba de nacer su mundo "es" el mundo, y el crecimiento es un aprendizaje de la exterioridad y de la socialidad;se podría decir un poco a la ligera que la vida humnana está encerrada entre esos dos extremos, aquel en que el yo invade al mundo, y aquel en que el mundo acaba por absorver al yo, en forma de cadáver o de cenizas. Y como el descubrimiento del otro tiene varios grados, desde el otro como objeto, confundido con el mundo que lo rodea, hasta el otro como sujeto, igual al "yo", pero diferente de él, con un infinito número de matices intermedios, bien podemos pasarnos la vida sin terminar nunca el descubrimiento pleno del otro (suponiendo que se pueda dar). Cada uno de nosotros debe volverlo a iniciar a su vez;las experiencias anteriores no nos dispensan de ello, pero pueden enseñarnos cuáles son los efectos del desconocimiento>> (de La conquista de América, el problema del Otro, de Todorov Szvetan)
'Las Casas insiste en la total falta de "duplicidad" entre los indios, a lo cual opone la actitud de los españoles: "La fe ni verdad [...] nunca en las Indias con los indios por los españoles se ha guardado" (Relación, "Perú"), de tal manera que, según afirma, "mentiroso" y "cristiano" se han convertido en sinónimos: "Preguntando españoles a indios (y no una vez acaeció, sino más), si eran cristianos, respondió el indio:'Sí señor, yo ya soy poquito cristiano, dijo él, porque ya saber yo un poquito mentir; otro día saber yo mucho mentir y seré yo mucho cristiano'" (Historia, San Bartolomé de Las Casas)
(de La conquista de América, el problema del Otro, de Todorov Szvetan)
<<Cuneo, miembro de la segunda expedición, dejó uno de los pocos relatos que describen detalladamente la forma en que se desarrollaba la trata de esclavos en sus comienzos; relato que no permite hacerse ilusiones sobre la manera en que se percibía a los indios. “Cuando nuestras carabelas [. . .) tuvieron que partir a España, reunimos mil seiscientos hombres y mujeres de esos indios, y el 17 de febrero de 1495 embarcamos quinientos cincuenta de los mejores hombres y mujeres en nuestras carabelas. Para los demás, hicimos pregonar que quien quisiera podría tomar cuantos necesitase; y así fue. Cuando todos hubieron tomado los que querían, todavía quedaban unos cuatrocientos, a quienes dimos permiso de ir donde quisieran. Había entre ellos muchas mujeres con niños de pecho; temiendo que volviesen por ellas y como querían huir de nosotros, dejaban a los niños dondequiera en el suelo y huían como personas desesperadas; algunas fueron tan lejos que a los seis o siete días estaban más allá de las montañas y allende inmensos ríos, de tal manera que a partir de ahora solo podremos cautivarlos con grandes trabajos.’' Así es el comienzo de la operación; veamos ahora su desenlace: “Pero cuando llegamos a aguas españolas, murieron unos doscientos de esos indios, creo yo que por el aire desusado, más no que el de ellos. Los echamos al mar. [. . .] Hicimos desembarcar a todos los esclavos, de los cuales la mitad estaban enfermos.”
Aun en los casos en que no se trata de esclavitud, el comportamiento de Colón implica que no reconoce que los indios tienen derecho a una voluntad propia, que los juzga, en suma, como objetos vivientes. Así es como, en su impulso de naturalista, siempre quiere llevarse a España especímenes de todos los géneros: árboles, aves, animales e indios; la idea de preguntarles cuál es su opinión le es totalmente ajena. “Deseaba, dice, tomar media docena de indios para llevar consigo, y dice que no pudo tomarlos, porque se fueron todos de los navíos antes que anocheciese; pero martes, luego. 8 de agosto, vino una canoa con 12 hombres a la carabela, y tomáronlos todos y trajéronlos a la nao del Almirante, y dellos escogió seis y los otros seis envió a tierra” (Las Casas. Historia, I, 134). La cifra está fijada de antemano: media docena; los individuos no cuentan, pero son contados. En otra ocasión quiere mujeres (no por lubricidad, sino por tener una muestra de todo). “Envié a una casa que es de la parte del río del Poniente, y trujeron siete cabezas de mujeres entre chicas e grandes y tres niños” (Diario, 12.11.1492). Si uno es indio, y por añadidura mujer, inmediatamente queda colocado en el mismo nivel que el ganado.
Las mujeres: si bien Colón sólo se interesa por ellas en calidad de naturalista, no hay que olvidar que ese no es el caso de los demás miembros de la expedición. Leamos este relato que hace el mismo Michele de Cuneo, hidalgo de Savona, de un episodio ocurrido en el transcurso del segundo viaje —una historia entre mil, pero que tiene la ventaja de que es contada por su protagonista. “Mientras estaba en la barca, hice cautiva a una hermosísima mujer caribe, que el susodicho Almirante me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando ella desnuda según es su costumbre, sentí deseos de holgar con ella. Quise cumplir mi deseo pero ella no lo consintió y me dió tal trato con sus uñas que hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo todo hasta el final), tomé una cuerda y le di de azotes, después de los cuales echó grandes gritos, tales que no hubieras podido creer tus oídos. Finalmente llegamos a estar tan de acuerdo que puedo decirte que parecía haber sido criada en una escuda de putas.”
Este relato es revelador en más de un aspecto. El europeo encuentra que las mujeres indias son hermosas; evidentemente no se le ocurre pedirles su consentimiento antes de “cumplir sus deseos”. Más bien hace la solicitud al Almirante, que es hombre y europeo como él, y que parece dar mujeres a sus compatriotas con la misma facilidad con que distribuía cascabeles a los jefes indígenas. Claro que Michele de Cuneo escribe a otro hombre, y administra con maestría el placer de la lectura para su destinatario, puesto que de todos modos se trata, a su manera de ver, de una historia de puro placer. Primero se atribuye el ridículo papel del macho humillado, pero eso sólo es para aumentar la satisfacción cíe su lector al ver luego que el orden se restablece y el hombre blanco triunfa. Última ojeada cómplice: nuestro hidalgo omite la descripción del “cumplimiento", y deja que se deduzca por sus efectos, que aparentemente van más allá de sus esperanzas, y que permiten además, en una impresionante síntesis, identificar a la india con una puta: impresionante, porque aquella que rechazaba violentamente los avances sexuales se ve equiparada con aquella que hace su profesión de dichos avances. Pero no es ésa la verdadera naturaleza de toda mujer, que puede ser revelada tan sólo con azotarla lo suficiente? El rechazo sólo podía ser hipócrita; si rascamos un poquito la superficie de la melindrosa, descubrimos a la puta. Las mujeres indias son mujeres, o indios, al cuadrado: con eso se vuelven objeto de una doble violación.
¿Cómo es que Colón puede estar asociado a esos dos mitos aparentemente contradictorios, aquel en que el otro es un “buen salvaje'' (cuando se le ve de lejos) y aquel en que es un “pobre perro”, esclavo en potencia? Y es que los dos descansan en una base común, que es el desconocimiento de los indios, y la negación a admitirlos como mi sujeto que tiene los mismos derechos que uno mismo, pero diferente. Colón ha descubierto América, pero no a los americanos.
Toda la historia del descubrimiento de América, primer episodio de la conquista, lleva la marca de esta ambigüedad: la alteridad humana se revela y se niega a la vez. El año de 1492 simboliza ya, en la historia de España, este doble movimiento: en ese mismo año el país repudia a su Otro interior al triunfar de los moros en la última batalla de Granada y al forzar a ios judíos a dejar su territorio, y descubre a] Otro exterior, toda esta América que habrá de volverse latina y vemos que Colon mismo relaciona constantemente los dos hechos.
"Este presente año de 1492 después de Vuestras Altezas haber dado fin a la guerra de los moros [. . .} y luego en aquel presente mes [J Vuestras Altezas pensaron de enviarme a mí, Cristóbal Colón, a las dichas partidas de India. (. . .] Así que, después de haber echado fuera todos los judíos de todos vuestros reinos y señoríos, en el mismo mes de enero mandaron Vuestras Altezas a mí, que con armada suficiente me fuese a las dichas partidas de India”, escribe al comienzo del diario del primer viaje. La unidad de los dos actos, en la que Colón está dispuesto a ver la intervención divina, reside en la propagación de la fe cristiana. ‘'Espero en Nuestro Señor que Vuestras Altezas se determinarán a ello [a enviar religiosos] con mucha diligencia, para tornar a la iglesia tan grandes pueblos, y los convertirán, así como han destruido aquellos que no quisieron confesar el Padre y el Hijo y el Espíritu Sancto” (6.11.1492). Pero también podemos ver las dos acciones como dirigidas en sentidos opuestos, y no complementarios: una expulsa la heterogeneidad del cuerpo de España, la otra la introduce irremediablemente en él.
A su manera. Colón mismo participa en este doble movimiento. Como ya hemos visto, no percibe al otro, Y le impone sus propios valores, pero el término que más frecuentemente emplea para referirse a sí mismo y que usan también sus Contemporáneos es: el Extranjero: y si tantos países han buscado el honor de ser su patria, es porque no tenía ninguna.>>
<<Sin entrar en detalles, y para dar sólo una idea general (aun si uno no se siente con pleno derecho a redondear las cifras), diremos que en el año de 1500 la población global debía ser de unos 400 millones, de los cuales 80 estaban en las Américas. A mediados del siglo XVI, de esos 80 millones quedan 10. O si nos limitamos a México en vísperas de la conquista, su población, es de unos 25 millones; en el año de 1600, es de un millón.
Si alguna ve2 se ha aplicado con precisión a un caso la palabra genocidio, es a éste. Me parece que es un récord, no sólo en términos relativos (una destrucción del orden de 90% y más), sino también absolutos, puesto que hablamos de una disminución de la población estimada en 70 millones de seres humanos. Ninguna de las grandes matanzas de! siglo XX puede compararse con esta hecatombe. Se entiende hasta qué punto son vanos los esfuerzos de ciertos autores para desacreditar lo que se llama la “leyenda negra", que establece la responsabilidad de España en este genocidio y empaña así su reputación. Lo negro está ahí, aunque no haya leyenda. No es que los españoles sean peores que otros colonizadores; ocurre simplemente que fueron ellos los que entonces ocuparon América, y que ningún otro colonizador tuvo la oportunidad, ni antes ni después, de hacer morir a tanta gente al mismo tiempo. Los ingleses o los franceses, en la misma época, no se portan de otra manera; sólo que su expansión no se lleva a cabo en la misma escala, y tampoco los destrozos que pueden ocasionar.
Pero se podría decir que no tiene sentido buscar responsabilidades, o siquiera hablar de genocidio en vez de catástrofe natural. Los españoles no procedieron a un exterminio directo de esos millones de indios, y no podían hacerlo. Si examinamos las formas que adopta la disminución de la población, vemos que son tres, y que la responsabilidad de los españoles en ellas es inversamente proporcional al número de víctimas que produce cada una;
1. Por homicidio directo, durante las guerras o fuera de ellas: número elevado, aunque relativamente bajo; responsabilidad directa.
2. Como consecuencia de malos tratos: número más elevado; responsabilidad (apenas) menos directa.
3. Por enfermedades, debido al “choque microbiano”; la mayor parte de la población: responsabilidad difusa e indirecta.
Volveré al primer punto, para examinar la destrucción de los indios en el plano cualitativo; veremos ahora en qué y cómo se da la responsabilidad de los españoles en la segunda y en la tercera forma de muerte.
Por "malos tratos" entiendo, sobre todo las condiciones de trabajo impuestas por los españoles. particularmente en las minas, pero no sólo allí. Los conquistadores colonizadores no tienen tiempo que perder, deben hacerse más ricos de inmediato; por consiguiente imponen un ritmo de trabajo insoportable, sin ningún cuidado de preservar la salud, y por lo tanto la vida, de sus obreros; la esperanza media de vida de un minero de la época es de veinticinco años. Fuera de las minas, los impuestos son tan desmedidos que llevan al mismo resultado. Los primeros colonizadores no prestan atención a esto, pues las conquistas se suceden con tal rapidez que la muerte de toda una población no los inquieta sobremanera; siempre se puede traer otra, a partir de las tierras recién conquistadas, Mocolinía observa que "los tributos exigidos a los indios eran tan grandes que muchos pueblos no los pudiendo cumplir vendían, mercaderes que solía había entre ellos, los hijos de los pobres y las tierras, y como los tributos eran ordinarios, y no bastase para ellos vender lo que tenían, algunos pueblos casi del todo se despoblaron, y otros se iban despoblando”, así, la reducción a la esclavitud ocasiona, tanto directa como indirectamente disminuciones masivas de la población, el primer obispo de México, fray Juan de Zumarraga, describe las actividades de Nuño de Guzmán, conquistador y tirano: “Después que Nuño de Guzmán vino por gobernador de Panuco, han salido del puerto de aquella provincia con su licencia y mandado, .,. [. . . j veinte e un navíos cargados de esclavos, en que ha sacado nuevo o diez mil indios y más. |. . .j los que quedan se van a los montes, de temor no los lleven a ellos".
Al lado del aumento de la mortandad, las nuevas condiciones de vida provocan también una disminución de la natalidad: ''Ninguno [tiene] participación con su mujer, por no hacer generación, que a sus ojos hagan esclavos", escribe el mismo Zumárraga al rey; y Las Casas explica: “Por manera que no se juntaba el marido con la mujer, ni se veían en ocho ni en diez meses, ni en un año; y cuando al cabo deste tiempo se venían a juntar, venían de las hambres y trabajos tan cansados y tan deshechos, tan molidos y sin fuerzas, y ellas, que no estaban acá menos, que poco cuidado había de comunicarse maridalmente; desta manera cesó en ellos la generación. Las criaturas nacidas, chiquitas perescían, porque las madres, con el trabajo y el hambre, no tenían leche en las tetas, por cuya causa murieron en la isla de Cuba, estando yo presente ,7000 niños en obra de tres meses: algunas madres ahogaban de desesperadas las criaturas, otras, sintiéndose preñadas, tomaban hierbas para malparir, con que las echaban muertas” (Historia, II, 13), Las Casas también cuenta (Historia, III, 79), que su conversión a la causa de los indios fue desencadenada por la lectura de estas palabras del Eclesiástico (cap. 34): “Es la vida de los pobres el pan de los miserables; y es un hombre sanguinario cualquiera que se lo quita”. Se trata efectivamente, en todos estos casos, de un asesinato económico, cuya entera responsabilidad recae en los colonizadores.
Las cosas son menos claras para las enfermedades. Las epidemias diezmaban las ciudades europeas de la época, igual como lo hicieron, aunque en otra escala, en América: no sólo los españoles no inocularon tal o cual microbio a los indios a sabiendas de que lo hacían, sino que aunque hubieran querido luchar contra las epidemias (como era el caso de algunos religiosos), no habrían podido hacerlo con bastante eficacia. Sin embargo, hoy ha quedado establecido que la población mexicana declinaba incluso independientemente de las grandes epidemias, a consecuencia de la mala alimentación, de otras enfermedades corrientes o de la destrucción del tejido social tradicional. Por otra parte, tampoco se puede considerar esas epidemias como un fenómeno puramente natural. El mestizo Juan Bautista Pomar, en su Relación de Texcoco, terminada hacia 1582, reflexiona sobre las causas de la despoblación que, según sus cálculos (que por lo demás son bastante acertados), significa una reducción del orden de diez a uno; ciertamente fueron las enfermedades, pero los indios eran especialmente vulnerables a las enfermedades porque estaban agotados por el trabajo y ya no tenían amor a la vida; la culpa es de “la congoja y fatiga de su espíritu, que nace de verse quitar la libertad que Dios les dio, [ . .] porque realmente los tratan [los españoles] muy peor que si fueran esclavos’’
Sea o no admisible esta explicación en el plano médico, hay una cosa segura, y que es más importante para el análisis de las representaciones ideológicas que trato de hacer aquí. Los conquistadores sí ven las epidemias como una de sus armas: no conocen tos secretos de la guerra bacteriológica, pero, si pudieran hacerlo, no dejarían de utilizar las enfermedades con plena conciencia de ello; también es lícito imaginar que las más de las veces no hicieron nada para impedir la propagación de las epidemias. El que los indios mueran como moscas es prueba de que Dios está del lado de los que conquistan. Quizás los españoles prejuzgaban un poco respecto a la benevolencia divina frente a ellos; pero, en su concepción, el asunto era indiscutible.
Motolinía, miembro del primer grupo de franciscanos que desembarca en México en 1523, comienza su Historia con una enumeración de las diez plagas enviadas por Dios como castigo a esta tierra; su descripción ocupa el primer capítulo del primer libro de la obra. La referencia es clara: México, como el Egipto bíblico, es culpable ante el Dios verdadero, y es justamente castigado. Sigue entonces en esa lista una serie de acontecimientos cuya integración en una serie única no deja de tener interés.
'‘La primera fue de viruelas’’, enfermedad traída por un soldado de Narváez. "Como los indios no sabían el remedio para las viruelas, antes como tienen muy de costumbre, sanos y enfermos, el bañarse a menudo, y como no lo dejasen de hacer morían como chinches a montones. Murieron también mucho de hambre, porque como todos enfermaron de golpe, no se podían curar los unos a los otros, ni había quien les diese pan ni otra cosa ninguna.” Así pues, también para Motolinía la enfermedad no es la única responsable; igualmente responsables son la ignorancia, la falta de cuidados, la falta de comida. Los españoles podían, materialmente, suprimir esas otras fuentes de mortalidad, pero nada estaba más lejos de sus intenciones; ¿por qué combatir una enfermedad cuando la manda Dios para castigar a los que no creen? Once años más tarde, sigue diciendo Motolinía, empezó una nueva epidemia, de sarampión, pero se prohibieron los baños y se cuidó a los enfermos; hubo muertos, pero muchos menos que la primera vez.
"La segunda plaga fue los muchos que murieron en la conquista de la Nueva España, en especial sobre México.” Y así los que murieron por las armas se unen a las víctimas de la viruela.
“La tercera plaga fue una muy grande hambre luego como fue tomada la ciudad de México.” Durante la guerra no se podía sembrar, y, si lograban hacerlo, los españoles destruían las cosechas. Motolinía añade que hasta los españoles pasaban trabajos para encontrar maíz; no hace falta decir más.
“La cuarta plaga fue de los calpixques, o estancieros, y negros.” Unos y otros servían corno intermediarios entre los colonizadores y la masa de la población; eran campesinos españoles o antiguos esclavos africanos. “Y porque no querría descubrir sus defectos, callaré lo que siento con decir, que se hacen servir y temer como si fueran señores absolutos y naturales, y nunca otra cosa hacen sino demandar, y por mucho que les den nunca están contentos, que a do quiera que están todo lo enconan y corrompen, hediondos como carne dañada […] En los años primeros eran tan absolutos estos calpixques en maltratar a los indios y en cargarlos y enviarlos lejos de su tierra y darles otros muchos trabajos, que muchos indios murieron por su causa y a sus manos.”
“La quinta plaga fue los grandes tributos y servicios que los indios hacían’ Cuando los indios no tenían más oro, vendían a sus hijos; cuando no tenían más hijos, ya sólo podían ofrecer su vida: "Faltando de cumplir el tributo hartos murieron por ello, unos con tormentos y otros en prisiones crueles, porque los trataban bestialmente, y los estimaban en menos que a bestias." ¿Es eso también un enriquecimiento para los españoles?
"La sexta plaga fue las minas del oro." "‘Los esclavos indios que hasta hoy en ellas han muerto no se podrían contar.’’
"La séptima plaga fue la edificación de la gran ciudad de México.” “Y en las obras a unos tomaban las vigas, otros caían de alto, a otros tomaban debajo los edificios que deshacían en una parte para hacer en otra, en especial cuando deshicieron los templos principales del demonio. Allí murieron muchos indios." ¿Cómo no ver una intervención divina en la muerte traída por las piedras del Templo Mayor? Motolinía añade que, para ese trabajo, no sólo no se recompensaba a los indios, sino que pagaban los materiales de su bolsillo, o debían traerlos consigo, y que, por otra parte, no les daban de comer. Y como no podían destruir templos y arar el campo al mismo tiempo, iban al trabajo con hambre; lo cual provocaba, quizás, cierto aumento de los “accidentes de trabajo”.
"La octava plaga fue los esclavos que hicieron para echar en las minas.” Primero tomaban a los que ya eran esclavos entre los aztecas; luego, a los que habían dado muestras de insubordinación; por último a todos los que podían atrapar. Durante los primeros años después de la conquista, el comercio de esclavos florece, y los esclavos cambian de amo con frecuencia. “Dábanles por aquellos rostros tantos letreros, demás del principal hierro del rey. tanto que toda la cara traían escrita, porque de cuantos era comprado y vendido llevaba letreros.” También Vasco de Quiroga, en una carta al Consejo de Indias, deja una descripción de esos rostros transformados en libros ilegibles, como los cuerpos de los torturados en La colonia penitenciaria de Kafka: "Los hierran en las caras por tales esclavos, y se las aran y escriben con los letreros do los nombres de cuantos los van comprando, unos de otros, de mano en mano», y algunos hay que tienen tres y cuatro letreros, [. . . ] de manera que la cara del hombre que fue criado a imagen de Dios, se ha tornado en esta tierra, por nuestros pecados, papel.’’
"'La novena plaga fue el servicio de las minas, a las cuales iban de sesenta leguas y más a llevar mantenimientos los indios cargados; y la comida que para sí mismos llevaban, a unos se les acababa en llegando a las minas, a otros en el camino de vuelta antes de su casa, a otros detenían los mineros algunos días para que les ayudasen a descopetar, o los ocupaban en hacer casas y servirse de ellos, adonde acabada la comida, o se morían allá en las minas, o por el camino; porque dineros no los tenían para comprarla, ni había quien se la diese. Otros volvían tales, que luego morían; y de éstos y de los esclavos que murieron en las minas fue tanto el hedor, que causó pestilencia, en especial en las minas de Oaxyecac, en las cuales media legua a la redonda y mucha parte del camino, apenas se podía pasar sino sobre hombres muertos o sobre huesos: y eran tantas las aves y cuervos que venían a comer sobre los cuerpos muertos, que hacían gran sombra al sol, por lo cual se despoblaron muchos pueblos, así del camino como de la comarca."
“La décima plaga fue las divisiones y bandos que hubo entre los españoles que estaban en México.” Uno podría preguntarse en qué vulnera eso a los indios; es sencillo: como los españoles se pelean, los indios imaginan que pueden aprovechar eso para deshacerse de ellos: cierto o no, los españoles encuentran que es un buen pretexto para ejecutar a muchos indios más, como Cuauhtémoc, que entonces era prisionero.
Motolinía partió de la imagen bíblica de las diez plagas, hechos sobrenaturales enviados por Dios para castigar a los egipcios. Pero su relato se va transformando en una descripción realista y acusadora de la vida en México en los primeros años después de la conquista: los claramente responsables de esas "plagas’’ son los hombres, y en realidad Motolinía no los aprueba. O más bien, al tiempo que condena la explotación, la crueldad, los malos tratos, considera la existencia misma de esas "plagas" como una expresión de la voluntad divina, y un castigo de los infieles (sin que eso implique que aprueba a los españoles, causa inmediata de las desgracias). Los responsables directos de cada uno de esos desastres (antes de que se conviertan en "plagas”, en cierta forma) son conocidos por todos: son los españoles.
Pasemos ahora al aspecto cualitativo de la destrucción de los indios
(aunque este término de "cualitativo” se anude aquí fuera de lugar). Entiendo por ello el carácter especialmente impresionante, y quizás moderno, que adopta esa destrucción.
Las Casas había dedicado su Brevísima relación a evocar sistemáticamente todos los horrores causados por los españoles. Pero la Relación generaliza sin citar nombres propios ni circunstancias individuales; por eso fue posible decir que había una gran exageración, o incluso cierta invención, nacida de la mente quizás enfermiza, o incluso perversa, del dominico. Es evidente que Las Casas no presenció todo lo que refiere. Por lo tanto, he decidido citar sólo algunos relatos de testigos presenciales; pueden dar una impresión de monotonía, pero así debía ser también la realidad que evocan.
El más antiguo es el informe dirigido en 1516 por un grupo de dominicos a M. de Chiévres, ministro de Carlos I (futuro Carlos V); se refiere a hechos que tuvieron lugar en las islas del Caribe.
Sobre la forma en que se trataba a los niños: “Yendo ciertos cristianos, vieron una india que tenía un niño en los brazos, que criaba, e porque un perro quellos llevaban consigo había hambre, tomaron al niño vivo de los brazos de la madre, echáronlo al perro, e así lo despedazó en presencia de su madre.” “Cuando llevaban de aquellas gentes captivas algunas mujeres paridas, por solo que lloraban los niños, los tomaban por las piernas e los aporreaban en las peñas o los arrojaban en los montes, porque allí se muriesen.”
Sobre las relaciones con los obreros de las minas: “Cada minero se tenía por uso de echarse indiferentemente con cada cual de las indias que a su cargo tenían y le placía, ahora fuese casada, ahora fuese moza; quedándose él con ella en su choza o rancho, enviaba al triste de su marido a sacar oro a las minas, y en la noche, cuando volvía con el oro, dándole palos o azotes, porque no traía mucho, acaescía muchas veces atarle pies y manos como a perro, y echarlo debajo de la cama y él encima con su mujer.”
Sobre la forma en que se trataba a la mano de obra; “Acaescía todas las veces con los indios que traían de sus tierras morírseles tantos en el camino de hambre, que pensamos que por el rastro dellos que quedaba por la mar, pudiera venir otro navío hasta tal puerto.[…] Llegados a un puerto desta isla, el cual llaman puerto de Plata, más de ochocientos en una carabela, estuvieron en el puerto dos días sin desembarcarse; metieron dellos seiscientos, y echábanlos en la mar y arrollábalos el agua a la orilla como maderos.”
Y ahora un relato de Las Casas, que no figura en la Relación, sino en su Historia de las Indias, y que refiere un hecho del que no sólo
fue testigo, sino participante: la matanza de Caonao, en Cuba, perpetrada por la tropa de Narvaez, a la que está adscrito en calidad de capellán. El episodio empieza con una circunstancia fortuita: “El día que los españoles llegaron al pueblo, en la mañana paráronse a almorzar en un arroyo seco, aunque algunos charquillos tenía de agua, el cual estaba lleno de piedras amoladeras, y antojóseles a todos de afilar en ellas sus espadas’'.
Al llegar a la aldea después de ese almuerzo campestre, a los españoles se les ocurre una nueva idea; comprobar si las espadas están tan afiladas como parece. “Súbitamente sacó un español su espada, en quien se creyó que se le revistió el diablo, y luego todos ciento sus espadas, y comienzan a desbarrigar y acuchillar y matar de aquellas ovejas y corderos, hombres y mujeres, niños y viejos, que estaban sentados, descuidados, mirando las yeguas y los españoles, pasmados, y dentro de dos credos no queda hombre vivo de todos cuantos allí estaban. Entran en la gran casa, que junto estaba, porque a la puerta della esto pasaba, y comienzan lo mismo a matar a cuchilladas y estocadas cuantos allí hallaron, que iba el arroyo de la sangre como si hubieran muerto muchas vacas”.
Las Casas no encuentra ninguna explicación para estos hechos, a no ser el deseo de comprobar que las espadas estaban bien afiladas. “Ver las heridas que muchos tenían de los muertos, y otros que aún no habían expirado, fue una cosa de grima y espanto, que como el diablo, que los guiaba, les deparó aquellas piedras de amolar, en que afilaron las espadas aquel día de mañana en el arroyo donde almorzaron, dondequiera que daban el golpe, en aquellos cuerpos desnudos, en cueros y delicados, abrían por medio todo el hombre de una cuchillada.”
Veamos ahora un relato que se refiere a la expedición de Vasco Núñez de Balboa, transcrito por alguien que ha oído a muchos conquistadores contando sus aventuras: “Que como en los mataderos descuartizan las carnes de bueyes o carneros, así los nuestros de un solo tajo le cortaban a uno las nalgas, al otro el muslo, o los brazos al de más allá: como animales brutos perecieron [. . .]. Mandó el capitán español entregarlos en número de cuarenta a la voracidad de los perros” (Pedro Mártir, III, 1).
El tiempo pasa, pero las costumbres permanecen: es lo que se desprende de la carta que le escribe fray Jerónimo de San Miguel al rey, el 20 de agosto de 1550: “A unos [indios] los han quemado vivos, a otros los han con muy grande crueldad cortado manos, narices, lenguas y otros miembros, aperreado indios y destetado mujeres. . .”
Y ahora un relato de Diego de Landa, obispo de Yucatán, que no está especialmente a favor de los indios: “Y dice este Diego de Landa que él vio un gran árbol cerca del pueblo en el cual un capitán ahorcó muchas mujeres indias en sus ramas y de los pies de ellas a los niños, sus hijos. [. . .] Hicieron [en los indios] crueldades inauditas [pues les] cortaron narices, brazos y piernas, y a las mujeres los pechos y las echaban en lagunas hondas con calabazas atadas a los pies; daban estocadas a los niños porque no andaban tanto como las madres, y si los llevaban en colleras y enfermaban, o no andaban tanto como los otros, cortábanles las cabezas por no pararse a soltarlos”.
Y para terminar esta macabra enumeración, un detalle referido por Alonso de Zorita, hacia 1570: “Oidor ha habido que públicamente en estrados dijo a voces, que cuando faltase agua para regar las heredades de los españoles se habían de regar con sangre de indios”.
¿Cuáles son las motivaciones inmediatas que llevan a los españoles a adoptar esta actitud? Una es, indiscutiblemente, el deseo de hacerse rico, muy rico, y con rapidez, lo cual implica que se descuide el bienestar, o incluso la vida del otro: se tortura para arrancar el secreto del escondite de los tesoros; se explota para obtener beneficios. Los autores de la época ya aducían esta razón como explicación principal de lo que había ocurrido: así por ejemplo. Motolinía: “Si alguno preguntase qué ha sido la causa de tantos males, yo diría que la codicia, |. . .] por poner en el cofre unas barras de oro para no sé quién”, y Las Casas: “No digo que [los españoles] los desean matar de direto, por odio que les tengan, sino que desean ser ricos y abundar en oro, que es su fin, con trabajos y sudor de los afligidos y angustiados indios” (“Entre los remedios”. 7).
¿Y por qué ese deseo de hacerse rico? Porque, como todo el mundo sabe, el dinero lo consigue todo: “Porque por el dinero alcanzan los hombres todo cuanto temporal han menester y desean, como es honra, nobleza, estado, familia, fausto, preciosidad de vestidos, delicadez de manjares, delectación de vicios, venganza de sus enemigos, estimación grande de sus personas” (ibid.).
El deseo de hacerse rico ciertamente no es nuevo, y la pasión del oro no tiene nada de específicamente moderno. Pero lo que sí es más bien moderno es esa subordinación de todos los demás valores a éste. El conquistador no ha dejado de aspirar a los valores aristocráticos, a los títulos de nobleza, a los honores y a la consideración; pero para él se ha vuelto perfectamente claro que todo se puede obtener con dinero, y que éste no sólo es el equivalente universal de todos los valores materiales, sino que también significa la posibilidad de adquirir todos los valores espirituales. Tanto en el México de Moctezuma como en la España anterior a la Conquista, es conveniente ser rico: pero uno no puede comprarse una posición, o por lo menos no puede hacerlo directamente. Esta homogeneización de los valores por el dinero es un hecho nuevo, y anuncia la mentalidad moderna, igualitarista y economicista.
De todos modos, el deseo de hacerse rico no lo explica todo, ni mucho menos, y si es eterno, las formas que adopta la destrucción de los indios, y también sus dimensiones, son inéditas, incluso excepcionales. La explicación económica resulta a todas luces insuficiente. No se puede justificar la matanza de Caonao con una codicia cualquiera, ni las madres ahorcadas en los árboles, ni los niños colgados de los pies de las madres; ni las torturas en las que se arrancan con tenazas las carnes de las víctimas, pedazo a pedazo; los esclavos no trabajan mejor si el amo se acuesta con su mujer, encima de su cabeza. Todo ocurre como si los españoles encontraran un placer intrínseco en la crueldad, en el hecho de ejercer su poder sobre el otro, en la demostración de su capacidad de dar la muerte.
Una vez más, podríamos invocar algunos rasgos inmutables de la “naturaleza humana", que el vocabulario psicoanalítico designa con términos tales como “agresividad”, “pulsión de muerte", o incluso “pulsión de dominio; también podríamos, por lo que se refiere a la crueldad, recordar diferentes características de otras culturas, incluso de la sociedad azteca en particular, sociedad que tiene la reputación de ser "cruel” y de no conceder gran importancia a la cantidad de las víctimas (¡o más bien de hacer víctimas, pero para su propia gloria!): según Duran, el rey Ahuízotl sacrificó en México a 80400 personas, sólo para la inauguración del nuevo templo. También cabría sostener que cada pueblo, desde los orígenes hasta nuestros días, tiene sus víctimas y conoce la locura homicida, y preguntarse si no es ésa una característica de las sociedades de dominio masculino (puesto que son las únicas que conocemos).
Pero sería un error borrar así todas las diferencias y limitarse a términos más afectivos que descriptivos, tales como “crueldad”. Con los homicidios ocurre algo parecido a lo que ocurre con el ascenso a los volcanes: uno llega cada vez hasta la cumbre y regresa de ella; pero no trae lo mismo cada vez. De la misma forma en que fue necesario oponer la sociedad que valora lo ritual a la que valora la improvisación (azteca versus española), o bien oponer el código al contexto(azteca versus española), cabría hablar aquí de sociedades con sacrificio y sociedades con matanza, cuyos representantes serían, respectivamente, los aztecas y los españoles del siglo xvi.
Dentro de esta visión, el sacrificio es un homicidio religioso: se hace en nombre de la ideología oficial, y será perpetrado en la plaza pública, a ciencia y paciencia de todos, la identidad del sacrificado se determina siguiendo reglas estrictas. No debe ser demasiado extranjero, demasiado lejano: hemos visto que en opinión de los aztecas, la carne de las tribus lejanas no era comestible para sus dioses; pero el sacrificado tampoco debe pertenecer a la misma sociedad: no se sacrifica a un conciudadano. Los sacrificados provienen de países limítrofes, que hablan el mismo idioma pero tienen un gobierno autónomo. Además, una vez que han sido capturados los dejan algún tiempo en la cárcel, con lo que los asimilan parcialmente — pero nunca por completo. El sacrificado, ni semejante ni totalmente diferente, cuenta también por sus cualidades personales: el sacrificio de un valeroso guerrero se aprecia más que el de un hombre cualquiera. En cuanto a los inválidos de todas clases, se les declara de entrada impropios para el sacrificio. Éste se efectúa en público, y muestra la fuerza del tejido social, su peso en el ser individual.
La matanza, en cambio, revela la debilidad de ese mismo tejido social, la forma en que han caído en desuso los principios morales que solían asegurar la cohesión del grupo. Se realiza de preferencia lejos, ahí donde a la ley le cuesta trabajo hacerse respetar, para los españoles, en América, o en el límite en Italia. La matanza está, entonces, íntimamente relacionada con las guerras coloniales, que se libran lejos de la metrópoli. Mientras más lejanas y extrañas sean sus víctimas. mejor será: se las extermina sin remordimientos, equiparándolas más o menos con los animales. Por definición, la identidad individual de la víctima de una matanza no es pertinente (de otro modo sería un homicidio): uno no tiene ni el tiempo ni la curiosidad necesarios para saber a quién mata en ese momento. Al contrario de los sacrificios, las matanzas no se reivindican nunca, su existencia misma generalmente se guarda en secreto y se niega. Es porque su función social no se reconoce, y se tiene la impresión de que el acto encuentra su justificación en sí mismo: uno blande el sable por el gusto de hacerlo, corta la nariz, la lengua y el sexo del indio, sin que al cortador de narices se le ocurra que esté cumpliendo rito alguno.
Si el homicidio religioso es un sacrificio, la matanza es un homicidio ateo, y los españoles parecen, haber inventado (o vuelto a encontrar, pero sin tomarlo de su pasado inmediato pues las hogueras de la Inquisición están más bien emparentadas con el sacrificio) precisamente este tipo de violencia que, en cambio, se encuentra en grandes cantidades en nuestro pasado más reciente, ya sea en el plano de la violencia individual o de la que practican los estados. Es como si los conquistadores obedecieran a la regla (si es que se le puede dar ese nombre) de Iván Karamazov: “todo está permitido”. Lejos del poder central, lejos de la ley real, caen todas las interdicciones, el lazo social, que ya estaba flojo, se rompe, para revelar, no una naturaleza primitiva, la bestia dormida dentro de cada uno de nosotros, sino un ser moderno, lleno de porvenir, al que no retiene ninguna moral y que mata porque y cuando así le place. La “barbarie” de los españoles no tiene nada de atávico ni de animal; es perfectamente humana y anuncia el advenimiento de los tiempos modernos. En la Edad Media ocurre que se corte los pechos a las mujeres o los brazos a los hombres, como castigo o como venganza, pero se hace en el país de uno, o en el país de uno igual que en cualquiera otra parte. Lo que descubren los españoles es el contraste entre metrópoli y colonia; leyes morales completamente diferentes rigen la conducta aquí y allí: la matanza necesita su marco apropiado.
Pero ¿qué hacer si uno no quiere tener que escoger entre la civilización del sacrificio y la civilización ele la matanza?>>(Conquista de América, el problema del Otro, de Todorov Szvetan)