Mi interpretación de Holy Motors
La vida contemporánea se divide entre la actividad activa de actor -el mismo día es asesino, banquero, traficante de armas, director de orquesta, protagonista de película de realidad virtual, versiona la bella y la bestia, un padre divorciado, una anciana mendigando, un moribundo- siempre creando belleza para expectadores cada vez menos reales, la última actuación del día es su propia casa, su propia vida privada, este último personaje inversamente a los anteriores le causa rechazo y una profunda y triste melancolía, reiterar en la pasiva monotonía de monos de su propia familia reducida replicada en la infinita serie de monótonas casas idénticas pegadas de familias reducidas la falsa promesa que ingenuamente creerán de que “pronto nuestra vida va a cambiar, oh si oh si”. El hombre del comienzo de la película en su habitación retrofuturista ya no es ni actor ni espectador o mejor dicho es su propio actor de su propia película para sí mismo, descubre casualmente un pasadizo al pasado, es decir a nuestra época, y se encuentra en una antigua sala de cine con toda la evolución de esta subjetividad dual actor-expectador, dios-hombre, hombre-naturaleza, edipo-naturaleza, inconsciente-naturaleza, dialéctica hegeliana o cualquier otra dialéctica, alma-cuerpo, mito-realidad, representación-cosas elija el lector el nombre para dios y sus transformistas, desde una proyección del primer transformista famoso hasta el transcurrir cotidiano de un día común de la vida de un actor en un posible futuro próximo inmediato. El musculoso y forzudo transformista actuando en cámara rápida tirando con fuerza de una soga en un clásico del cine mudo contrasta con la sala absolutamente repleta de expectantes muñecos inertes, y en el pasillo central un enorme y armonioso perro negro y un niño avanzan juntos en un retorno del hombre como parte de la naturaleza dejando atrás esa divina dualidad manipulador manipulado que sumerje en la más oscura pasividad al hombre contemporáneo
No hay comentarios:
Publicar un comentario