En la sociedad occidental las personas viven creyendo que el estado de derecho es la abolición de la fuerza, como si se tratara de una suerte de triunfo de la racionalidad sobre la fuerza, pero nada de eso ocurre, el derecho es la expresión más económica de la fuerza, la prueba está en que ningún derecho se sostendría si la fuerza no lo garantizara, por ejemplo las tierras reclamadas por las comunidades originarias fueron tomadas y son garantizadas por la fuerza, si su posesión estuviera a derecho también lo estaba entonces su posesión originaria y no hubiera sido legítima su expropiación lo cual es una contradicción, en cambio si aceptamos que su posesión es forzada, se ve claramente que también es ésta la que ahora evita que los pueblos originarios la recuperen ya que no existiría derecho a impedirlo, solo fuerza para hacerlo y este razonamiento se extiende a todo lo poseído ya sea por expropiación o por el pago con otra expropiación anterior y así sucesivamente en una serie hasta la expropiación originaria, este simple conocimiento sobre la realidad olvidado por el sentido común desvirtúa la realidad, no es imposible un estado de derecho, sería absurdo por otra parte suponerlo en una matriz de Estados con sus alevosos poderes punitivos, es una meta a alcanzar contradictoria ya que una sociedad educada en el fascismo de sus aparatos de educación y de su vida cotidiana privada y pública no está preparada para un estado de derecho en donde los derechos se garantizarían por sí mismos, el ser fascista occidental solo respeta los derechos porque un monstruoso poder punitivo lo garantiza con su fuerza y cuando un derecho es creado ex nihilo, por ejemplo la restitución de tierras a pueblos originarios, aun así solo la fuerza garantiza su duración y seguirá necesitándola mientras los valores occidentales respondan al fascismo. En occidente no gobierna una ideología político-económica, gobierna su componente más fascista y no es posible ganarle con un frente de derechos ni ideológico porque siempre el componente más fascista retomará todos los derechos que desee por la fuerza a través de cualquier estrategia, pacífica o bélica, que le permita llegar al monopolio de la fuerza y es que el componente fascista es un modo de ser que involucra un modo de gozar y un modo de relacionarse con el otro y a un modo de ser no se lo derrota, se lo transforma, la sociedad occidental tiene dos caminos, terminar con la existencia humana y todo tipo de existencia o transformarse desde su educación aboliendo su educación y modo de vida fascista hacia un modo de vida que legitime y haga posible esa ilusión que es el estado de derecho.
Combatir al modo de ser fascista con otro modo de ser fascista, es decir combatir a un partido político que se manifiesta en apariencia como un grupo aglomerado en torno a una expresión ideológica que involucraría aspectos socio-culturales, políticos y económicos con un frente que en apariencia expresa otra mirada, pero que sigue dispuesto a garantizar sus derechos por la fuerza, no hace más que potenciarlo, es lo que ha sucedido con los regímenes creados con la excusa de enfrentar al capitalismo, solo un frente, necesariamente internacional ya que de otro modo el Estado sería absorbido por otros Estados fascistas, que proponga en forma simple y clara la abolición de la educación y el modo de vida fascista podrá encaminarse hacia un verdadero estado de derecho, esto involucra la abolición de todas las instituciones actuales de los Estados modernos, el potenciamiento de ciertas ONGs y otras organizaciones civiles con modos internos no fascistas, con el tiempo, si se establece un sujeto que esté más en armonía con un universo real deseante, la desaparición de las neurosis y las perversiones, la desposesión, la desmilitarización y despolicización, podría ser que sobrevenga por sí sola, es posible que parezca una alternativa inocente desconocedora del lobo que supuestamente llevaría dentro cada hombre, lo cierto es que es la única alternativa viable de existencia, hacer carne en la conciencia su carácter de necesariedad es parte de la respuesta. Tal vez una manera de tomar conciencia de que nadie escapa al factor fascista ni aislándose ni en un subgrupo ni enfrentando con más fascismo ni siendo su aliado ni profundizando en su propio fascismo, es recordar que el último reducto, la última instancia de decisión inevitable sobre los deseos, la cristalización de toda norma, es decir las leyes, en estos estados fascistas es representada por humanos incluidos jueces, peritos, abogados y según el grado de fascismo del estado también por policías, y que estos humanos no escapan al carácter social fascista, entre estos humamos también el factor fascista será determinante y si un partido político gobernante fascista es cambiado por otro partido político con mejores ideas más justas eso no significa necesariamente que se esté haciendo algo con el modo de ser fascista, entre los humanos representantes de las leyes seguirá siendo hegemonía el fascismo, el deseo seguirá viéndoselas con el fascismo, no habrá cambiado nada más que la fachada, y es en ese momento, del cual ningún ciudadano, ningún ser humano, puede escapar, cuando el deseo está obligado a enfrentarse con el fascismo y cuando se ve claramente que todos son a la vez víctimas y victimarios de su neurosis y su perversión
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