Sobre libertad condicional



Libertad condicional - Caso Greis
Se castiga la pobreza y a la mano de obra desocupada, por un lado ocasionada por y necesitada de transferencias de capital, en forma de asistencia, hacia los sectores más afectados, pero por otro lado resultado también de la conveniencia que ofrece al libre mercado y a la economía mercantilista contar con mano de obra forzada o contratada en condiciones desfavorables como la que genera la propia prisión la cual entonces se convierte en un dispositivo de producción y reproducción de mano de obra desocupada dispuesta a ofrecer su fuerza de trabajo en condiciones paupérrimas. Disminuye el Estado Asistente y se fortalece el Estado Punitivo. Se genera una situación de retroalimentación, una de cuyas resultantes es que a las víctimas de este proceso se les hace cada vez más difícil salirse de este estado de cosas en el que son sistemáticamente vigilados, perseguidos y encarcelados, y se crean subculturas, a las cuales a su vez se las identifica con el delito y se las persigue y encarcela como tales. Las cárceles lo son de estas subculturas. Y lo son para cotizar en la bolsa. Y lo son como un camino alternativo de resolución del problema del desempleo, -alternativo y opuesto al mencionado más arriba: la transferencia de capital en forma de asistencia,-  que reduce el desempleo incentivando el empleo de mano de obra en malas condiciones y mal paga. Una solución a la medida del capitalismo salvaje.
En el actual Estado punitivo, las poblaciones carcelarias crecen vertiginosamente y la libertad condicional se convierte en un dispositivo de evacuación, pierde su sentido original de reinserción del castigado en la sociedad, adquiere otro sentido: reducción de costos. Sin embargo en determinadas situaciones es casi inevitable la reinsidencia y se requieren de otras soluciones.
Existen y surgen a modo de "respuestas colectivas informalmente institucionalizadas a la condición social de sus protagonistas en las que se combinan el resentimiento contra la cultura convencional y el deseo de alcanzar las formas establecidas de consumo, reconocimiento y poder encarnando los valores soterrados en el mundo convencional, de disfrutar de un estilo de vida hedonista sin pagar el precio del esfuerzo en el mundo del trabajo como tarifa previa" [Miguez, 2008], subculturas del delito, grupos humanos cuya identidad es determinado  tipo de delito prescripto que define la pertenencia endogámica a este sistema y de cuya identidad es determinante. Y la cárcel se convierte en un nodo central, un punto neurálgico de constitución de esta identidad.
Existen ciertos delitos compulsivos y prácticamente inevitables para quien los comete.
Aunque resulte paradójico e irónico, las cárceles pueden ser un lugar de derechos de otra forma no alcanzados, o de ciertos alivios o beneficios, como la paz y tranquilidad,  el ambiente controlado y seguro, un lugar donde se puede descansar, donde no se recibirán golpes, donde su vida corre menos peligro, una especie de estado vacacional,  de alimento y de cuidados de la salud.
En el caso de Greis, en la cárcel coincidieron una serie de circunstancias que le permitieron vivirla como un lugar de contención, donde pudo meditar sobre su vida y mirarse a sí misma. Esta tranquilidad y ausencia de miedo, que no tenía fuera de la cárcel, y la preocupación y cuidado de aquellos con los que se vinculaba desde este para ella nuevo lugar de relación con los demás le permitió encontrar un sentido distinto  a su existencia, esta vez desde un lugar solidario, el de dejar sus memorias para que otros, principalmente sus propias hijas, no cometieran sus mismos errores. Parecía haber encontrado cierta sensación de plenitud en un marco de lazos de reciprocidad, de intercambios positivos, tejiendo para aquellos con los que le tocaba compartir esos días de prisión, y recibiendo atención y enseñanzas, como la sugerencia de que grabara sus memorias.
Nada de ésto había logrado proporcionarse cuando estaba en libertad y nada de ésto lograría sostener una vez recuperada su libertad. Por más que intentó que sus hijas no fueran tras sus pasos, ya estaban marcadas por el abandono previo y no pudo evitarlo mientras en tiempo real presenciaba cómo se prostituían.Al ir descubriendo día a día el destino que le deparaba a sus hijas, y su propia incapacidad para evitarlo, el universo se le desplomó. No tenía ni fuerzas ni contención, su entorno no ayudaba, para relacionarse con el mundo desde esos lazos de reciprocidad positiva. La frustración y el enojo le hizo perder esa parte nueva de sí misma que había podido construir en su aislamiento, y casi por inercia, su vida retomó los pasos previos a su reconversión, volvió sobre sus mismos pasos equivocados, volvió a una relación violenta, volvió a ser madre que no quiere ser madre, volvió a ser despreciada por sus vecinos.
Cabría preguntarse qué elementos le proporcionó la cárcel para que pudiera realizarse, aun estando encerrada, en el marco de una vida sana para ella y para su entorno y cómo es posible lo que resulta una paradoja: que esos mismos elementos no pudieran hallarse en la libertad de la calle.Qué hubiera sucedido si se hubieran aplicado en este caso medidas de asistencia sobre Greis, para que pudiera mantener el clima que encontró dentro de los muros, fuera de ellos.Algunos elementos son claramente materiales: alimentación, seguridad y salud. Otros son emocionales: la existencia de otros dispuestos a cuidarla, a expresarle su preocupación y la posiblilidad de sentirse útil para los demás. Pero sobre todo, o tal vez todos esos elementos lo estaban habilitando, llenaba la necesidad de sentirse buena madre, - y este no es el lugar para meditar sobre la presión social para serlo, sino para cuando ese deseo existe y no puede ser realizado- como no lo había sido antes, cuando tenía a sus hijas junto a ella y como no lo sería después.cuando fuera presa de la frustración. La libertad de Greis operó como una reducción de costos, y no como un procedimiento destinado a la reinserción de la protagonista. Primero porque para faltaba el lugar donde reinsertarse. Segundo porque no hubo nada parecido a una evaluación de su psicología, de sus pensamientos y de sus emociones, de sus anhelos y de sus miedos. Y no se podría decir que faltaba material, ya que había dedicado parte de su larga estadía en documentar su confesión. El presidio actuó como expiador y reparador de una personalidad mala, mala en el sentido de que causa males, vuelta así como reacción ante un entorno malo: pareja violenta, perversa y alcohólica. Pero incluso con esta ventaja a favor de la recuperación del ex-preso, la secuencia de necesidades no satisfechas, una a una, fueron desenterrando la frustración y enojo que tanto tiempo había sido necesario para sepultar. La indiferencia de las hijas, que no habían tenido a su madre cuando les hacía falta, y la fundamental necesidad de un apoyo emocional para los que pasan largos periodos en prisión, llevó a buscar apoyo donde confiaba encontrarlo, en el inconscientemente único tipo de vínculo que creía poder sostener, otro vínculo rodeado de violencia. Terminó en donde empezó, en un ambiente propicio para el tipo de delitos acostumbrada a cometer, que no tenían que ver con malicia o perversión, ni interés personal, sino con necesidades y debilidades emocionales. Como parte del instituto de "libertad condicional", los patronatos independientes que se encargan del seguimiento operativo de reinserción de castigados por delitos, en la sociedad, podrían tomar cartas en cuestiones materiales para que de acuerdo al tipo de delito en cuestión, en el periodo de reinserción, se cree un ambiente propicio para la evitación de la repetición del mismo teniendo en cuenta que en la mayoria de estos casos la detonante principal es la necesidad radical que padecen los protagonistas.

Bibliografía
Le Blank, Guillaume. Vidas ordinarias, vidas precarias. Sobre la exclusión social.  Buenos Aires, Nueva Visión, 2007
Stern, Vivien. Creando criminales. Las cárceles y las personas en una sociedad de mercado. Buenos Aires, Ad-Hoc.2010.
Wacquant, Loic. Las cárceles de la miseria. Buenos Aires, Manantial. 2004
Miguez, Daniel. Delito y cultura. Los códigos de la ilegalidad en la juventud marginal urbana. Buenos Aires, Biblos. 2008
Ley de Ejecución Privativa de la Libertad (24.660/96)
Ojeda, Natalia "Cárcel de mujeres". Revista Sociedad y Economía. Facultad de ciencias sociales y económicas. Universidad del Valle. Colombia. 2013. Nro 25: 237-253
Kalinsky, Beatriz. Condiciones de cumplimiento de la libertad condicional en la Argentina. Revista de Derecho penal. Universidad de Chile
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