Sobre la utilidad de la pericia antropológica para la defensa y el juez


Causa Coliman  
La legitimidad de las pruebas aportadas en una pericia antropológica o informe socioambiental para un caso de infanticidio se sustenta en que el asunto investigado es un hecho social ya que sin hecho social, no hay delito, y este asunto, no es investigado, en tanto hecho social, por las pericias de otras disciplinas no humanísticas. A esta cualidad del tipo de investigación ofrecida por la Antropología cabe agregar que hace hincapié  sobre el contexto.  Y es ahí, en el contexto, donde puede leerse en forma acabada, los significados que atribuyen los protagonistas y luego desprender su punto de vista en cuanto a la juridicidad del mismo, un contexto que quizás incorpore circunstancias atenuantes, pero no para aguar, desdibujar  con relativismos absolutos cualquier posibilidad de construcción de una verdad jurídica, sino  en el que también se hacen notar y quedan expuestas las actuaciones y responsabilidades con diversos grados de culpabilidad de terceras figuras seguramente no vinculadas desde un primer momento en el expediente atentos que habrán estado en datos aislados sin interrelacionarlos en un devenir histórico psicosocial. Tal es el caso, en el ejemplo que nos toca, de vencindarios  e instituciones incluyendo a las del estado. Y más ricos y develadores serán si logran detectarse los significados sociales y las normas y mandatos sociales no incluídas en ninguna ley, pero con una fuerza implícita implacable y letal, como el mandato de la buena maternidad hacia el género femenino.  Este mandato implícito y tan poderoso no tiene las regulaciones de una ley, no hay quien lo controle, su poder es absoluto y tiránico, hace caso omiso de las dificultades materiales.  Una norma de esta naturaleza, pasará naturalizada por las pericias de otras disciplinas y por los informes de los oficiales de justicia del expediente judicial, luego, nunca podrá suponersela como lo que es: la respuesta al acertijo y verdadero criminal. Si la muerte social es también una muerte y se sabe inevitable  para quien viviendo un embarazo intentara negar una buena maternidad a ese niño por venir, si ni se escapa de la misma ni entregándolo en adopción ni deteniendo el embarazo, por más que por lo alto se diga otra cosa, y si la historia personal huele a indignación es posible que estemos ante el caldo de cultivo para una reacción radical, extrema, un No tajante, una oposición en su máxima expresión, el felicidio mismo. Alternativas como la descripta lejos de crear dudas, mejora la perspectiva, permitiendo ver el bosque entero con todos sus actores, sean estos personas, cosas o ideas y lejos de desacreditar elementos de juicio, agrega nuevos y más sólidos para el pensamiento. Aquellas leyes que contradigan al primer mandato, el de supervivencia, están destinadas a ser violadas. Y esto es así, a cualquier costo. Sea el costo que sea. Y eso es lo que nuestra sociedad culturalmente rígida nunca aprende. Si no hay para alimentar a un hijo, se robará, pues uno mismo muere, si muere un hijo. Y así todo. Ante la plena seguridad de que no querra al hijo por venir, y ante el mandato inclemente de quererlo, se avecina una muerte, es inevitable. La del hijo, o la propia. Muchas mujeres han de optar por entregar su vida. Otras, en un cocktel de indignación, desapego y shock, eligen vivir y vivir es no morir socialmente y eso es no ser mala madre, ni abandonarlo ni abortarlo, pero están convencidas que no lo quieren de modo que no hay forma de satisfacer a los otros, y resta revelarse, pero matarlo también es salvarlo, salvarlo de ellas mismas, de su desamor. A este razonamiento, que reconoce al infanticidio como la única salida visible desde el punto de vista del acusado según sus propios significantes y significados, su vivencia íntima, no podría llegarse a partir de datos exclusivamente psicológicos, ni reconstruyendo una secuencia positiva muda de sentidos. Es necesario acercarse al lenguaje y tiempos del acusado. Es necesario una pericia antropológica.
Y las preguntas conducentes a producirla, en el caso en cuestión, deberán, antes que mostarnos el día superficial, iluminar la noche profunda de la protagonista, la de su vida de bebé en una caja como un perro, el vínculo con su padre y madrastra. Los valores de la comunidad en donde se crió, aquellos valores que tengan que ver con lo sucedido. Esa palabra intraducible que gritó en la cárcel. Traducirla. Su propio comportamiento frente a los otros, que no pertenecen a su mundo, esos que no considera dignos para compartir su noche, como es el caso de los jueces durante las audiencias, ni con autoridad moral para reprocharle a ella su comportamiento.  Cual es esa moral de ella misma. Qué le permite y que le prohibe. Qué significa lo que hizo desde su moral. Investigar si consume marihuana, o pudo haber consumido durante su prisión preventiva. La alucinación que la psicóloga atribuyó a una sicopatía, pero que el siquiatra desestimó pues se lo atribuyó a las sustancias prohibidas que circulan por las cárceles, es o no una sicopatía. En una entrevista con la protagonista del triste suceso, coseguir saber quiénes eran los familiares y amigos de su círculo íntimo y cuales que admiraba.  Entrevistarlos para saber más cosas de ella y qué ven ellos. Obtener el nombre de quien fuera el verdadero padre del bebé y entrevistarlo. Nos quedamos con estas preguntas, siguen muchas otras, pero éste es el tipo de preguntas que requiere una informe socioambiental.





Evernote te ayuda a recordar todo y a organizarte sin esfuerzo. Descarga Evernote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario