El escepticismo desde Erasmo hasta Espinoza, Richard Popkin

En la antiguedad se identificaron dos vertientes escépticas, la pirrónica, que cuestiona hasta poner en duda toda teoría dogmática y acepta vivir de acuerdo a lo que se le aparece: los fenómenos, las leyes y las costumbres porque entienden que son tan reprochables como cualesquiera otras y con esta suspensión del juicio dogmático, no crítico, logran serenidad espiritual. La otra vertiente, continuadora de la academia platónica, afirma que es imposible conocer nada, luego son dogmáticos en realidad.

Hasta 1532, los intelectuales humanistas (filósofos y monjes que se enamoran de la antigua cultura greco-romana ) adoptan o debaten sobre el escepticismo académico (dogmático) recuperado por Cicerón y Diógenes Laercio. Dos mundos nuevos descubiertos: la antiguedad clásica y América. No hay menciones a los textos pirrónicos de Sexto Empírico hasta 1532, cuando Lutero cuestiona gravemente que Roma y el Papa sea el legítimo intérprete de las escrituras. En 1560 se publican por primera vez los Esbozos Pirrónicos que levantarán mucha polvareda. (En una sed de textos griegos despertada por los primeros traducidos, los cuales ayudan a los intelectuales a confirmar sus ideas varias, llegan los textos aristotélicos, que afirman la posibilidad del conocimiento racional, y textos de las ciencias liberales árabes e indúes). El cristianismo persigue a los que no se convierten: paganos, o practicantes de otros credos. El pirronismo es usado por los reformadores para poner en duda la autoridad papal. Erasmo primero y Montaigne después la usarán para apoyar un fideismo pirrónico. Lutero se vuelve más papista que el papa, al punto de quemar por hereje a otro reformista por no reconocer a la trinidad. Dice que es el único que tiene la luz de su dios para interpretar la verdad en las escrituras y que en eso radica el iluminado del hereje, en esa intuición, fe de perfecta certidumbre en lo que creen entender. Asimismo Calvino su seguidor. Finalmente Descartes plantea que la duda pirrónica es una certeza en sí misma (algo que Sexto ya había cuestionado y Montaigne había dicho que era una falla del lenguaje: el escepticismo necesitaba de un lenguaje negativo y el lenguaje humano es afirmativo (Mio: necesita una lógica dubitativa). Descartes no acepta el fideismo y mete a su dios por la ventana y se le cuelan conceptos griegos que no eran innatos como él decía. Sanchez plantea un pirronismo positivo, al aceptar al escepticismo y reconocer que en su marco aun queda lugar para un conocimiento parcial y localizado, empírico, de las cosas. Spinoza cuestiona la cosmogonía antropológica que otorga a dios naturaleza humana con inteligencia, voluntad, sentimientos, pasiones, deseos y debilidades cuestiona la voluntad absoluta que el hombre cree tener, cuestiona que la religión hace que el hombre se deteste a sí mismo por no contener sus pasiones,  creyendo que hay en él un alma buena y un cuerpo malo y todo por creer que las cosas y el hombre han sido creados para un fin más allá del conatus (perseverar en su ser).

Montaigne "Todo lo que presentan los filósofos en sus teorías son invenciones humanas". Sanchez, médico judío cuya familia debió huir de España a Francia en el siglo XVI, leyó a Sexto Empírico, su escepticismo es lo más parecido a un estudio analítico del SXX. Tal vez emparentado con Montaigne, cuya madre es judía convertida al catolicismo. Montaigne establece un fideismo pirrónico base de la Contrarreforma Francesa.

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