De qué hablamos cuando hablamos de peronismo

Aquellos que critican a la actual presidenta por calificarla como resentida con el statu quo, no entienden nada ni de peronismo, ni de latinoamericanismo. El peronismo forma parte de los movimientos populares latinoamericanos en los cuales una gran masa del pueblo, desorganizados y sin influencias en los círculos de poder, adoptan como líder carismático, a un miembro del statu quo, pero resentido y enfrentado, por algún motivo, con éste, como fuera Artigas, Rosas o Tupac Amaru, y utilizan su pertenencia al statu quo para ganar o recuperar derechos quitados o negados por los grupos privilegiados. Entre paréntesis menciono que como podemos ver nada tiene que ver esta izquierda latinoamericana, con la izquierda europea. Lo que identifica verdaderamente al movimiento, no es el líder, sino la enorme masa popular desorganizada que a través de él es representado. De modo que tildar de resentido a un líder peronista es una obviedad o más bien una tautología.
Y a la burguesía latinoamericana, más que a las clases bajas, bien le vendría adquirir el hábito de la lectura, real, no imaginaria, en historia, ciencias políticas, sociología y antropología. Tienen que comprender que los conocimientos tecnológicos o culturales en general, son útiles para el beneficio económico inmediato e individual, pero no alcanza con eso ni siquiera individualmente, pues no sirven para beneficios a largo plazo comunitario y por tanto también individual, como es el caso de saber a qué partido político votar y al ejercitar el poder, es decir, al hacer política, discernir entre los cambios hacia izquierda y los cambios hacia derecha, entre una crítica de izquierda, como podría ser el reclamo para lograr una amplia burguesía y clase media fuerte, un reclamo legítimo de izquierda, y un reclamo de derecha como podría ser trabajar para intereses externos o de grupos de poder minoritarios. Estado intervencionista, impuestos progresivos para desalentar la riqueza; nacionalización de la banca y créditos francos a  microemprendimientos, pequeña y mediana empresa y transferencias de capital y asistencia y control sobre el endeudamiento personal para posibilitar la movilización social ascendente y desterrar la pobreza. Éstos son reclamos de izquierda, que tienden a hacer desaparecer la pobreza y la riqueza -ambos amenazadores para una democracia, pues la pobreza es fácilmente comprable y la riqueza compra fácilmente a la ley- y tienden a fortalecer a una clase media burguesa y debilitando así privilegios y statu quo. Reclamar que se le preste oído al mercado, despotricar contra la  políticia en general, desconocer el origen foráneo de las currículas de ciertas carreras de ciencias económicas, reclamar privilegios con el único placer de sentir que son privilegios, son reclamos de derecha que a la larga no beneficiarán a la clase media, sino solo a unos pocos, internamente, o de afuera.
Sin embargo el modelo peronista dista mucho de ser el ideal dentro del amplio abanico de posibilidades que abarca el capitalismo, ya que, aunque tiene la ventaja de defender los intereses nacionales y dentro de éstos, los de las clases populares es decir de la gran mayoría- y con estas dos características, ya se posiciona a años luz en el camino hacia lo más beneficioso para una democracia  con respecto a neoliberalismos, financismos, plutarquías, imperialismos, extrangerizalismos, cipayismos, colonialismos, etc - al poner el foco en el trabajo, encuentra como óptimo fortalecer a los grandes empleadores, yendo en desmedro de una burguesía fuerte. Éste es el desafío del peronismo, reinventarse a sí mismo cambiando el foco del trabajador al burgués, no abandonando al trabajador, sino convirtiendo al trabajador en burgués de una fuerte clase media burguesa capitalista productiva. Al menos como una especie ideal dentro de las especies de capitalismo. Salirnos del capitalismo, eso ya es otra cuestión.

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