Estos conceptos pertenecen a la categoría de las cosas de las que podemos plantear una aproximación para conocerlas. Son nociones, representaciones que conocemos parcialmente, pero que no comprendemos acabadamente. Con la parte que conocemos, podemos dar cuenta si nos acercamos, y puesto que solo las conocemos parcialmente, nos restan datos por conocer para terminar de definirla. Notar que si la desconocemos por completo no podremos identificarla cuando nos acerquemos a ella y si la comprendemos acabadamente, no necesitamos cuestionarla.
Una cuestión fundamental, cuyo conocimiento nos iluminara con la comprensión definitiva del cosmos, necesariamente ha de pertenecer a la categoría de lo que desconocemos completamente y de lo que no tenemos ningún tipo de intuición ni a priori, ni empírica, ni parcial, ni remotamente. Ésto se desprende al considerar que ninguna síntesis de ninguna combinación de conceptos desde los conocidos acabadamente hasta las nociones apenas percibidas, como es el caso de la existencia y el tiempo, puede completar el rompecabezas.
Los conceptos que han sido objeto de atención a lo largo de la historia de la filosofía, nacen en nuestra propia experiencia o de su negación: existencia, tiempo, devenir, infinitud, eternidad, unicidad, pensamiento, materia, transformación, completitud, perfección, sujeto, yo, otredad, totalidad, Es decir, pertenecen a la primera categoría. Existimos, devenimos, experimentamos la finitud, etc.
Una cuestión primera necesariamente nos ha de ser absolutamente desconocida, luego no puede ser objeto de conocimiento, pero sí puede ser objeto de descubrimiento, método de abordaje disponible para una cuestión primera, que podemos visualizarlo con una nave exploradora imaginaria, que saliera sin rumbo, aunque aun así, si la naturaleza del camino elegido, es de los fácticamente conocidos, es decir, material o de los modos del pensar, espacio-temporal o mental, puede haber una limitación insalvable en la búsqueda de aquello que corresponde por ahora llamar Desconocido.
Los conceptos que han sido objeto de atención a lo largo de la historia de la filosofía, nacen en nuestra propia experiencia o de su negación: existencia, tiempo, devenir, infinitud, eternidad, unicidad, pensamiento, materia, transformación, completitud, perfección, sujeto, yo, otredad, totalidad, Es decir, pertenecen a la primera categoría. Existimos, devenimos, experimentamos la finitud, etc.
Una cuestión primera necesariamente nos ha de ser absolutamente desconocida, luego no puede ser objeto de conocimiento, pero sí puede ser objeto de descubrimiento, método de abordaje disponible para una cuestión primera, que podemos visualizarlo con una nave exploradora imaginaria, que saliera sin rumbo, aunque aun así, si la naturaleza del camino elegido, es de los fácticamente conocidos, es decir, material o de los modos del pensar, espacio-temporal o mental, puede haber una limitación insalvable en la búsqueda de aquello que corresponde por ahora llamar Desconocido.
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