
Blog de Filosofía. Benito en el Siglo XXI propone una una mirada filosófica, durante un recorrido entre la Física y la Ética en sus estados actuales, es decir, sobre las Ciencias Formales: -Lógica y Matemática-, las Ciencias Básicas -Física, Química y Biología- y las Ciencias Humanísticas -Ciencias Políticas, Sociología y Antropología. Sobre Metafísica y Neurociencias Cognitivas.
Sin lugar para las bestias
José se casó, tuvo una hija, se desenamoró de su esposa y dejó su hogar cuando su hija tenía meses, un amigo le dijo bien claro "si dejás a tu esposa no vas a ver más a tu hija". Aun así no quiso obedecer el mandato cristiano de permanecer en el hogar maltratatándose mutuamente con una persona que ya no quería y padeció un par de años luchando para mantener el vínculo con su hija bajo constante amenaza. La esposa católica lo acusó de haber "destruido un hogar". Su clan vinculó destrucción de hogar cristiano con locura y con su escuadrón de abogados y psicólogos católicos le sacó a su hija, los abogados se llenaron los bolsillos, lo llevó a la quiebra para que no pudiera recuperarse. Hay un batallón de psicólogos y abogados católicos dispuestos a llenarse sus bolsillos, bien preparados para darle su merecido a aquel que ose ir en contra de la familia cristiana, la piedra fundamental de su dominio, ahora mutada y sostenida desde el triángulo edípico. La Iglesia forma abogados, psicólogos y jueces, podemos imaginar el espíritu crítico que puede brotar de esas mentalidades. Así, el premio, la protección y la complicidad cobija a las familias que perseveran y en cuya oscuridad disciplinaria, amoral y desamorada, sucede todo tipo de maltrato infantil y todo el peso de la ley, injurias, mentiras, destrucción económica, psicológica y física, maltrato, desvinculaciones, golpea al padre o madre que se niega a aceptar la violencia, que se niega a sostener a la perversa familia cristiana. Criminalizan el abandono de hogar, lo cual es absolutamente ortogonal a la paternidad. La prueba está en los numerosísimos hogares que explotan sus beneficios sociales a costas de sus propios hijos o explotan a sus hijos con formas más o menos sutiles. Este subgrupo a juzgar por el gratuito maltrato punitivo que recibe, no pareciera representar el poder patriarcal, al menos, en la dolorosa experiencia cotidiana ni en sus estadísticas, sin embargo no goza de muy buena prensa, ya que el monopolio de la prensa es católico, de modo que sería inútil enarbolar su bandera. Los ojos del control social tampoco parece que perciban el maltrato que reciben los hijos en este descuartizamiento del individuo bajo el poder punitivo del estado. Sin embargo hay otro grupo con mejor prensa, la prensa católica de la familia cristiana, que también es afectado negativamente por este siniestro control social. A pesar de que la violencia cotidiana es invisibilizada, negada sistemáticamente, hasta como vimos, pareciera un crimen destruir un hogar y de hecho lo es, ya que la sociedad protege, silencia y disimula los crímenes del hogar cristiano y la ley castiga su oposición y su disolución, este morboso control social que de ningún modo podría resultar inocuo, no alcanza a tapar con sus manos toda su violencia intrafamiliar, que a veces inocultable sale a la luz de nuevas tecnologías que ya no permiten acallar los llantos ni ocultar los cuerpos golpeados y ensangrentados, las cámaras gesell, las filmaciones infraganti, los estudios de ADN, se levantan contra todo intento punitivo de evitar testigos, la crítica pública, preservar la clandestinidad del acto criminal del estado, contra todos los intentos de abogados, psicólogos, sacerdotes, jueces canónicos, de tapar con sus manos los crímenes necesarios para sostener a su familia cristiana. Asesinatos de familias enteras de los que nadie pareciera explicar las causas de su aumento descontrolado, son apenas la punta del iceberg de un maltrato y crimen infantil y de femicidios en una sociedad que pareciera caracterizarse por poseer un deseo irrefrenable de mirar para otro lado y adjudicar sus males a causas mágicas. Quienes han sido víctimas o testigos de algún caso de violencia familiar, deberían prestar atención a estas formas morbosas de dominación y de control social, ya que es muy probable que su poder sea la principal causa del dolor que les ha tocado llevar. En el futuro del hombre social no hay lugar para el fascismo, el hombre adquiere grados de poder cada vez más destructivos para el que los tribalismos no están preparados, la mentalidad tribal irracional, su fascismo desesperado, en todas sus formas sociologistas y psicologistas, que pretende evitar su descolectivismo, son incompatibles con el poder exponencial aportado por el conocimiento racional, no hay lugar en el futuro tecnológico, para un hombre anfibio criado mitad bestia, mitad razón, si es que quiere abrazar un futuro. La desesperación fascista nació con Heráclito y su temor al cambio y la teorizó y biologizó Platón más desesperado aun como única forma de evitar el desmoronamiento tribal. El hombre se acerca a volúmenes de poder incompatible con los bestialismos tribales, mucho menos con esa clase de bestialismos capaces de cometer genocidios, incentivarlos, protegerlos y perdonarlos. Para los tribalismos bestiales las matanzas y el maltrato infantil constituyen una parte inevitable del control social y un juego de niños. Las mentalidades generadas a la luz de este bestialismo no están preparadas para tener a su alcance el tipo de poder que proporciona la capacidad del hombre actual de manipular la naturaleza y de manipularse a sí mismo, a no ser que el hombre abandone definitivamente la democracia y adquiera características de rigurosas castas, ya no hay lugar para criar ovejas-bestias humanas: bestias u hombres.
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