sociedad de control versus sociedad del conocimiento

El vínculo de vasallaje y de todo tipo de dominación se sustenta en la manipulación, y se lo inocula cortando la dependencia por sustitución de deseos, por otros disponibles fuera de dicha red ya que no hay manipulación sustentable en el tiempo sin dependencia. Cuando lo que se manipula es la opinión pública, producirá coerción social, pero si la manipulación no alcanza a todo el conjunto, surgirán divisiones y este es el caso del neoliberalismo colonial, que por las grandes desigualdades que persigue, nunca logra una manipulación total, y recurre a otro método: demonizar las gobernabilidades y exponentes de la búsqueda de un bienestar social, que se manifiestan en toda la trama social, señalándolos como enemigos internos responsables de toda mala gestión y ofreciéndose para gobernar con la promesa de satisfacer sus deseos nuevos, inculcados, silenciosos. De esta manera, la búsqueda originaria de un delegado que debía mostrar condiciones adecuadas para mejorar las vidas del grupo es reemplazada por el sentimiento de una imperiosa necesidad de encontrar y elegir un exponente que garantice la satisfacción del que pasa a ser el deseo íntimo más profundo: venganza y exterminio del enemigo interno expresado en la opinión pública. Y esta dependencia solo puede cortarse desmitificando la existencia de tal amenaza interna. De modo que retomando, dos cosas son fundamentales para cortar las dependencias y lograr que las relaciones de dominación y vasallaje sean neutralizadas, una es sustituir deseos, hacia cosas disponibles fuera del sistema y la otra, desmitificar las demonizaciones mediáticas hacia los subgrupos que no manifiestan dependencias. Una actividad poderosa a la que siempre puede aspirarse como deseo sustituto disponible por fuera del sistema es el deseo de conocimiento, enemigo mortal de toda forma de dominación y explotación. Máxime cuando se estima que el sistema capitalista hoy podría funcionar con el 15% de las horas de trabajo empleadas, con la peligrosa consecuencia vivenciada globalmente de pueblos superfluos, solo útiles como gendarmes de sí mismos y para su abuso, ya no como abuso de explotación, sino como abuso humano en el sentido más radical. Pero esta poderosa actividad liberadora necesita cierta infraestructura básica y tener resueltas otras necesidades primeras, de modo que era esperable que un plan de masas probado infinidad de veces durante siglos en todo el planeta, perfeccionado, sistematizado y tecnificado durante el siglo pasado haya desarticulado los institutos que promueven, generan y satisfacen el deseo de conocimiento, como los centros culturales, el plan Conectar igualdad, etc, etc, a la vez que ha restaurado una ley de la censura en los medios audiovisuales, censura que incluye extorsiones y persecuciones legales, y ha decretado el encarecimiento de los servicios esenciales y los cortes de sus subsidios, es decir, destruyó la infraestructura y se aseguró que las necesidades básicas permanezcan insatisfechas, alimentando por otro lado burócratas gendarmes de oficina, todo un organigrama piramidal destinado a custodiarse y controlarse unos a otros en los más diversos puestos y mecanismos de control, en todas las áreas, productiva, legal, seguridad, de salud, educativa, religiosa, política, publica y privada, mientras solo un 15% está ejerciendo un aporte productivo efectivo, gendarmes de pueblos hambrientos, que si tuvieran acceso al conocimiento, conocerían que para un mundo con tan poca necesidad de mano de obra productiva, los argumentos del liberalismo frente al Estado de bienestar serían aun más indefendibles ya que la opción entre neoliberalismo y bienestar se convierte entrando al SXXI en la opción entre un pueblo de gendarmes de sí mismos o un pueblo de servidores de derechos también de sí mismos

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