
Blog de Filosofía. Benito en el Siglo XXI propone una una mirada filosófica, durante un recorrido entre la Física y la Ética en sus estados actuales, es decir, sobre las Ciencias Formales: -Lógica y Matemática-, las Ciencias Básicas -Física, Química y Biología- y las Ciencias Humanísticas -Ciencias Políticas, Sociología y Antropología. Sobre Metafísica y Neurociencias Cognitivas.
sociedad de control versus sociedad del conocimiento
El vínculo de vasallaje y de todo tipo de dominación se sustenta en la
manipulación, y se lo inocula cortando la dependencia por sustitución de
deseos, por otros disponibles fuera de dicha red ya que no hay
manipulación sustentable en el tiempo sin dependencia. Cuando lo que se
manipula es la opinión pública, producirá coerción social, pero si la
manipulación no alcanza a todo el conjunto, surgirán divisiones y este
es el caso del neoliberalismo colonial, que por las grandes
desigualdades que persigue, nunca logra una manipulación total, y
recurre a otro método: demonizar las gobernabilidades y exponentes de la
búsqueda de un bienestar social, que se manifiestan en toda la trama
social, señalándolos como enemigos internos responsables de toda mala
gestión y ofreciéndose para gobernar con la promesa de satisfacer sus
deseos nuevos, inculcados, silenciosos. De esta manera, la búsqueda
originaria de un delegado que debía mostrar condiciones adecuadas para
mejorar las vidas del grupo es reemplazada por el sentimiento de una
imperiosa necesidad de encontrar y elegir un exponente que garantice la
satisfacción del que pasa a ser el deseo íntimo más profundo: venganza y
exterminio del enemigo interno expresado en la opinión pública. Y esta
dependencia solo puede cortarse desmitificando la existencia de tal
amenaza interna. De modo que retomando, dos cosas son fundamentales para
cortar las dependencias y lograr que las relaciones de dominación y
vasallaje sean neutralizadas, una es sustituir deseos, hacia cosas
disponibles fuera del sistema y la otra, desmitificar las demonizaciones
mediáticas hacia los subgrupos que no manifiestan dependencias. Una
actividad poderosa a la que siempre puede aspirarse como deseo sustituto
disponible por fuera del sistema es el deseo de conocimiento, enemigo
mortal de toda forma de dominación y explotación. Máxime cuando se
estima que el sistema capitalista hoy podría funcionar con el 15% de las
horas de trabajo empleadas, con la peligrosa consecuencia vivenciada
globalmente de pueblos superfluos, solo útiles como gendarmes de sí
mismos y para su abuso, ya no como abuso de explotación, sino como abuso
humano en el sentido más radical. Pero esta poderosa actividad
liberadora necesita cierta infraestructura básica y tener resueltas
otras necesidades primeras, de modo que era esperable que un plan de
masas probado infinidad de veces durante siglos en todo el planeta,
perfeccionado, sistematizado y tecnificado durante el siglo pasado haya
desarticulado los institutos que promueven, generan y satisfacen el
deseo de conocimiento, como los centros culturales, el plan Conectar
igualdad, etc, etc, a la vez que ha restaurado una ley de la censura en
los medios audiovisuales, censura que incluye extorsiones y
persecuciones legales, y ha decretado el encarecimiento de los servicios
esenciales y los cortes de sus subsidios, es decir, destruyó la
infraestructura y se aseguró que las necesidades básicas permanezcan
insatisfechas, alimentando por otro lado burócratas gendarmes de
oficina, todo un organigrama piramidal destinado a custodiarse y
controlarse unos a otros en los más diversos puestos y mecanismos de
control, en todas las áreas, productiva, legal, seguridad, de salud,
educativa, religiosa, política, publica y privada, mientras solo un 15%
está ejerciendo un aporte productivo efectivo, gendarmes de pueblos
hambrientos, que si tuvieran acceso al conocimiento, conocerían que para
un mundo con tan poca necesidad de mano de obra productiva, los
argumentos del liberalismo frente al Estado de bienestar serían aun más
indefendibles ya que la opción entre neoliberalismo y bienestar se
convierte entrando al SXXI en la opción entre un pueblo de gendarmes de
sí mismos o un pueblo de servidores de derechos también de sí mismos
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