
Blog de Filosofía. Benito en el Siglo XXI propone una una mirada filosófica, durante un recorrido entre la Física y la Ética en sus estados actuales, es decir, sobre las Ciencias Formales: -Lógica y Matemática-, las Ciencias Básicas -Física, Química y Biología- y las Ciencias Humanísticas -Ciencias Políticas, Sociología y Antropología. Sobre Metafísica y Neurociencias Cognitivas.
Una historia de jugar con fuego
Se banaliza la cuestión de los prejuicios, y en ello se nos ha ido
siempre la humanidad. Cuando Sócrates decía "sólo sé que no sé nada", no
había humildad en sus palabras, sino orgullo, lo que estaba diciendo es
"yo sé que no sé nada, pero vos, vos sabés mal". Cuando Sanchez y
Descartes dicen algo así como "el sentido común (ahora diríamos, la
capacidad de razonar y arribar a la verdad, ya que sentido común tiene
hoy otro significado: opinión pública, conciencia social, sentido
colectivo) es la capacidad mejor distribuida y abundante pues nadie
considera que le falta" en su ironía está diciendo que todos creemos
reunir las mejores condiciones para llegar a la verdad, porque nos
sentimos cómodos razonando, pero no es lo mismo razonar y sonar
razonable que tener razón, ya que para lo segundo hay que contar con un
método adecuado basado en un espíritu crítico. Prueba de ello decía, es
la enorme variabilidad de opiniones distintas entre culturas y zonas
geográficas o en la misma cultura y aun en las mismas personas a lo
largo del tiempo incluso sobre los mismos asuntos. En esos tiempos no se
conocía la existencia de los prejuicios como se los conoce actualmente,
cierta forma de proposiciones axiomáticas que se establecen en la
amígdala cerebral en etapas tempranas prelógicas en entornos emotivos
como una mesa familiar y dispuestos a derribar cualquier realidad que
los ponga en contradicción. Las hegemonías, en occidente el capitalismo y
el cristianismo, o el capitalismo cristiano, para constituirse como
tales han debido contruir desde la educación, mentalidades sobre
prejuicios que representen sus intereses, de forma tal que más tarde a
los medios de comunicación les alcance con recrear ambientes lógicamente
consistentes, para que se activen, rechazando, inesperadamente para un
expectador, cualquier cosa que se aparezca amenazador para dicha
consistencia. Por ello y porque los prejuicios son imborrables, en que
no juguemos más con ellos, se juega la vida cotidiana, se juegan las
vidas individuales y se juega el futuro de la humanidad.
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